Loewe regresa a Madrid

12 años hacía que la firma de origen español no desfilaba en Madrid y para su regreso con la colección O/I 2011-12 la casa ha desplegado todo su poderío en la ya se puede catalogar como la presentación del año.

Convocatoria a las 20´30h en el Real Jardín Botánico.

Tal como pedía la invitación, máxima puntualidad.

Dresscode, cóctel.

Si por una invitación pudiésemos desentramar el tamaño de un evento, ésta en concreto, al abrir el sobre debería haber sido una explosión selvática de plantas, con aroma a cuero y fuegos artificiales, que aunque no los hubo es una manera de explicar lo explosivo del evento.

Nadie esperábamos aquella velada.

Nada más acceder al interior del jardín por su entrada principal, como es habitual, el photocall.

En esta ocasión, diferente a los que nos tienen habituados. Ni un solo logo presente, (pero en ningún sitio. Ni al final de la pasarela, ni en el zoológico....) , para hacer saber que la fiesta estaba firmada por Loewe.

Algo mucho más original, a tono con el espacio escogido y que habla sin palabras.

Piensas en Loewe y ¿que es lo primero que te viene a la mente? Si no es un Amazona, siento comunicarte que te lo has pensado demasiado.

Así que para posar ante los medios invitados un frondoso muro del que pendían Amazonas en diferentes colores y tamaños acompañados de animales.

Por él pasaron las caras más populares del ámbito nacional relacionadas con la música, moda, televisión, cine o apellidos ilustres. Todos haciendo gala de sus prendas y complementos predilectos de la firma.

Desde la zona de entrada hasta el pabellón donde se celebraba el desfile existían dos modalidades de llegada.

Bien, mediante carritos eléctricos (opción muy cómoda y golosa, más tratándose de una noche en la que decidimos subirnos a los tacones más altos que encontramos), o, siguiendo la senda iluminada a la luz de las velas junto a la decoración lumínica oculta entre las plantas creando un juego de luces y sombras que nos iba guiando hasta el recinto principal.

Decisión por unanimidad (y porque íbamos acompañadas de serviciales caballeros calzados en plano que en caso de emergencia seguro nos prestaban un buen brazo para apuntalar), escogimos disfrutar del paseillo nocturno por el Botánico, por lo excepcional y mágico. Cosas así no ocurren todas las semanas.

Al llegar, todos alucinados.

El pabellón dividido en dos zonas, en el ala derecha la pasarela, en la izquierda el espacio lounge, quedaban unidos por un patio cubierto lleno de exuberante vegetación, complementado con animales exóticos y toda la colección de baúles, maletas y bolsos de la firma.

Aquello se convirtió en el punto de visita, encuentro y turisteo, esto último porque nadie se quiso ir a casa sin la consabida fotografía.

Os subo algunas fotos de detalle para que podáis apreciar mejor como era el montaje de maletas sobre maletas, baúles que sostienen estructuras, bolsos que rematan torres de baúles forrados en cuero....

¡¡Una maravilla!!

A falta de unos minutos para que comenzase el desfile quise pasar por el backstage para conocer que tal era el ambiente que se prodigaba.

El casting, compuesto por un elenco nacional e internacional de las caras más solicitadas a todos los niveles en el mundo de la moda, listo para desfilar.

Ellas con un peinado retirado del rostro, en acabado húmedo brillante, recogido en un moño alto en forma de lazo. Maquillaje sutil en ojos con tonos anaranjados, enfatizado en boca con un contundente color marrón, sobre una piel de apariencia uniforme y mate pero con algunos brillos para destacar ciertos huesos faciales.

Ellos, naturales y básicos en maquillaje. Eso si, bien repeinados.

Cotilleando si tocar, algunas piezas a destacar antes de pasar al desfile.

Por ejemplo, la técnica que abunda en esta colección conocida como napa sobre napa. Así entenderéis los volúmenes y rigidez conseguidos para las estructuras que predominan en esta presentación.

Consiste en que tanto el anverso como el reverso de la pieza son napa ya que se unen dos capas de cuero por el lado del ante. Por eso esa consistencia.

El calzado tuvo muchas adeptas sobre todo entre el círculo de jóvenes actrices que ya lo estaban incluyendo en la lista de "Imprescindibles O/I 2011-12", más cuando vieron saltar a la pista de baile a una afortunada que los lució el resto de la noche, casi a modo de test ya que era la primera ocasión que pisaban algo que no fuese una pasarela.

Prueba superada, 3 horas bailando habla sobre la viabilidad para sacarlos de fiesta.

La zona destinada al desfile estaba formada por la habitual moqueta longitudinal por la que desfilarían los modelos, pero en cambio los invitados en vez de estar sentados de modo lineal sillas tras silla en varias filas, estábamos sentados en torno a coquetas mesas como las que se ven en las terrazas de los cafés parisinos, iluminado el espacio por velas (en realidad no eran velas como tal, sino un sistema muy ingenioso para evitar disgustos) creando una atmósfera muy acogedora.

De pronto, comienza a sonar la música, sube la luz y aparece la primera modelo.

Esta colección es un cántico al saber hacer tratando piel y seda.

Mis favoritos, los abrigos cocoon en piel de avestruz, los vestidos tableados en seda estampada y la napa con aplicaciones bordadas.

Tras el desfile.....

La sesión de fotos para la revista ¡Hola! con los protagonistas de la velada.

Aquí un pequeño making of de la producción que podréis disfrutar ampliamente en el próximo número de la revista.

Por cierto, Tamara solo tenía ojos para mi objetivo. Es broma, pero como buena profesional no quiso perder la oportunidad de dar su mejor sonrisa a todos los que nos adherimos a seguir como se iba fabricando el reportaje.

La zona lounge estaba decorada mediante sofás chester, una idea maravillosa para disfrutar del cóctel, lámparas y mobiliario en dorado años 40, iluminada en tonos cálidos y al final, la pista de baile, tocada con una enorme bola disco y la barra.

De pronto el ambiente parecía más bien una fiesta familiar, como de estar por casa, por esos pequeños saloncitos que parecían conformar los sofás.

Como os podéis imaginar la noche dio mucho de si y nadie quiso irse a casa (a su casa de verdad) hasta terminar a altas horas de la madrugada, con Vicente Gallar y el propio Stuart Vever pinchando música.

Eso si, a la salida optamos por los carritos eléctricos como colofón de un noche inolvidable.