Si estás en París, y no puedes dormir tienes dos opciones: llamar al room service para que te traigan una botella de champagne francés bien frío. Dicen que el champagne sabe (cantar) a la mejor de las nanas.
O echarte a las calles a disfrutar de una ciudad que es mágica durante la noche y aprovechar para disfrutar de los escaparates de la primavera en exclusiva para ti.
Tras el primer (y gélido) paseo de hace unas semanas, llega la segunda visita en
una noche un tanto más agradecida para callejear y fotografiar.
París y sus escaparates de moda, te esperan.