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domingo, 26 de mayo de 2013

Novias Diferentes


Vestir de novia, por muy protocolario que venga siendo también ha de tener su puntito innovador y no solo ese matiz, sino que se debe adaptar al estilo diario de la novia, y cómo no, a las circunstancias y entorno de la boda.

La novias disfrazas, con vestidos imposibles que no encajan en su personalidad, la que a 40ºC  en la playa luce manga larga porque les parecía elegantísimo, la que se empeña en enfundarse un vestido corte sirena sin que se le note la barriguita del cuarto mes, la que tuvo el atrevimiento de caer en el universo de las transparencias para luego ir intentado taparse con el primer mantel que pillaba..... no las entiendo. Menos aún cuando maquilladas y peinadas las ves tan cambiadas que hasta dudas de si son tus amigas o una doble.

Por eso un aplauso a la que en el coche al salir de la peluquería se arrancó la media rata de pelo que le habían injertado para darle volumen tamaño pelota de fútbol a aquella falla llamada peinado, por la que dijo "sí quiero" al maquillaje en versión casera (aunque luego tuviese que ser yo quien la maquilló. Con ese tembleque capaz de sacarse un ojo), por mi madre a la que se le olvidó pasar por la floristería y se hizo un ramito con unas buganvillas, por la que primero encontró el vestido (amor a primera vista) y años después al novio, por las que han ido de corto (a esto también se apuntó mi madre en el 78), la que se vistió de rosa empolvado y con gafas de sol... a todas, todas, gracias por enseñarnos que hay vida más allá de la novia de guión.

¿Y dónde van estas novias díscolas a hallar el vestido de sus sueños?
El primero que os presento, en imagen de cabecera y para que os hagáis una idea de su eclecticismo, es Nacho Aguayo.
Famoso por hacer unas novias e invitadas ideales, las primeras no precisamente vistiendo blanco, y además, porque ha puesto de moda el dos piezas. Así tras la boda le queda a la protagonista por un lado una camisa magnífica y por otro una falda, que dependiendo del tejido y formas, si tiene o no cola, volúmenes... se puede convertir también en otra pieza que puede pasar a formar parte de nuestra vestimenta, eso si, un tanto festiva.


Para las amantes de la piezas del siglo pasado, tanto si buscan un vestido completo o bien mantillas, velos, lencería o simplemente puntillas, directas a Europa-Europa, la tienda en Juan Ramón de la Cruz 48, donde ir a la búsqueda de joyas únicas, mirar y remirar y dar con algo maravilloso de manera espontánea.

Cuando vas a esta tienda siempre te cruzas con grupos de mujeres de diversas edades, la novia&co, buscando bajo la visita guiada de su propietaria, quien sabe todo y más sobre las piezas vintage que vende en su espacio tras haberlas adquirido por toda Europa. De ahí su nombre.


Hace tiempo, encontré un espacio dentro de Enfant Terrible donde vendían trajes de novia usados. No me paré a preguntar, justo en ese momento atendían a una clienta. Pensé era una venta al estilo americano, con esos supermercados de vestidos de novia procedentes de todas las épocas, sobre todo de los 80 para acá, depositados en tiendas especializadas en venta de vestidos de otras novias que de pronto ya no quieren verlos bambando por sus armarios, no saben qué hacer con esos armatostes enfundados o se han divorciado. Todos esos vestidos y complementos van a parar a tiendas de segunda mano que otras novias compran. ¿Qué problema puede haber en ello? ¿Acarrear con un vestido que has lucido un único día, toda la vida? A mi me parece una gran idea y por eso pensé que alguien la había exportado hasta nuestro país. Pero no, no es exactamente así.

Aquel corner dentro de Enfant ahora se ha convertido en su propia tienda: Something Old (Castelló 14-Madrid) y sigue vendiendo vestidos de segunda mano, algunos recientes pero muy especiales, al tiempo que joyas vintage de principios de siglo muy bien conservadas, hasta de los 60, algunos de ellos con etiquetas de renombre. 
Además de vestidos, el espacio se ha convertido en un lugar donde escoger desde fotógrafa para cubrir el evento, a encargar flores, la tarta nupcial, un carrito de golosinas, joyas, tocados.... ¡¡e incluso!! el gran hallazgo del siglo y la solución a todos los males para las que llevan tacones y se enfrentan a un cóctel de jardín o van a bailar toda la noche sobre el césped. Los cubre tacones en silicona de Llellés. Una especie de taco con una pequeña superficie que impide que nos clavemos en el suelo.

Cuando menos lo esperas surgen inventos más que deseados.


Más novias curiosas son aquellas que provienen del taller de un diseñador que nunca se ha planteado abarcar este mercado, como es el caso de Cristina Piña. A Cristina no se le había pasado por la cabeza crear una colección de novias, de hecho no la hace, pero un día alguien se interesó por uno de sus vestidos y pidió si podía ser en blanco. Un detonante no planificado que ha llevado a Cristina a confeccionar vestidos nupciales por encargo sacados de híbridos de otros vestidos cuando algunas clientas no saben decantarse por dos modelos que gustan igualmente y acaban fusionándolos, o bien alargando bajos, añadiendo cola y listo.

Sus encargos cada vez son mayores y este año traspasa fronteras. Sus creaciones viajarán hasta Emiratos Arabes, Afganistan, Francia.... para dar el "sí quiero".


Por último la atípica típica firma de vestidos de novia que siempre se ha desmarcado del negocio en general: Otaduy.

Fabricados artesanalmente desde Barcelona, tienen un sello de identidad muy especial para novias que seguro no van a cumplir las expectativas de su suegra, pero oye, eres tú la que se casa, ¿no?, pues escoge lo que más te guste. Vestidos cortos, largos con transparencias, sencillos (sin apliques, ni volúmenes, ni bordados), con sutiles tules.....
Y encima, este año cuentan para la campaña con la ilustradora Lara Costafreda dándole un toque diferente al catálogo.
¡¡No me puede gustar más!! Con uno de sus vestidos me iba de party loca.

¿Y vosotras, o las boda a las que asistís, son de plan A o plan D, de diferentes?