sábado, 7 de febrero de 2015

Allô, haute couture SS15...?

Por José Luis Maseda.

Tengo una amiga exquisita que viene a verme a París unas dos veces al año, y durante los días en los que está en la capital francesa, se vuelve loca. Vamos, la llevan loca. Procuramos vernos todo lo posible, y entre lo fenómena que es y lo a veces excéntrica que se vuelve nos echamos unas buenas risas. Y es que Alta Costura y yo nos conocemos desde hace tanto tiempo que hasta las conversaciones telefónicas improvisadas se vuelven algo de lo que te podría incluso hablar. Y es lo que voy a hacer ahora.

(Me suena el teléfono). -Es Alta Costura desde su taxi.
Si te interesa, que seguro que sí, sigue leyendo.


Día 1.
Allô?
Ay, holaaaaaaa… ¿qué tal cielo? Pues yo mira, aquí me tienes nerviosa perdida porque tengo que ir cooorriendo, ¿tú crees que es normal? ¡recién llegada, nada más empezar y tener que estar trabajando un domingo! ¿Cómo no voy a ser luego exclusiva y carísima, si me vuelven loca? Bueno, pero ya sabes que lo hago por Donatella, que la adoro, yo creo que ella también a mí pero como está un poco inexpresiva y casi ya ni vocaliza, pues lo intuyo, que ya sabes que yo para eso soy muy ideal. Es tan divina la rubia, y que valiente, abre la semana ella con su Atelier Versace y fíjate que siempre me pone más de lo mismo: brilli-brilli, enseña un cacho por un lado, y dame caña por otro… pero qué quieres que te diga, es que me encanta porque me siento que estoy toda buenorra y que me voy a comer el mundo. Mira que pelazo divino, mira que maquillaje, que se pare el mundo que llego yo, la fabulosa mujerona Versace… si es que claro, luego dicen, pero encima es que es lista porque con el asunto de los Óscars a la vuelta de la esquina, ¿tú qué querrías? Pues eso mismo, claro, ser el centro de atención, comértelo todo. Viva Donatella… ay, espera, que es ella, tengo una doble llamada. Te llamo, besitos.


Día 2.
...Pues anoche acabé hecha unos zorros, pero no de Fendi, porque imagínate, en la fiesta post show, aquello era un no poder más de estrellonas, entre las topmodels, los diseñadores amigos, y tal y cual, que si quieres champagnes’il vous plaît… Hoy he tenido el día movidito, pero bueno el ritmo se podía llevar.
Esta mañana los de Schiaparelli lo han hecho solitos, quiero decir que desde que el ex director creativo Marco Zanini se largó, la colección me la han hecho entera los del equipo de la firma. Un poco más de surrealismo y creo cari, que algo ya visto, pero bueno, como tenían tanta ilusión el trabajo lo han hecho bien. Así que plas, plas… aplausos.


Luego he salido disparada para Dior, que ya sabes tú lo cuqui que es Raf Simons y lo que me cuida, aunque me mete cada sacudida que es para devolvérselas yo, pero en fin, lo nuestro es amor y odio.
En esta ocasión no sé si lo amo o lo odio, porque me ha puesto mona, mona, pero rarita. Vamos que ha pegado un salto en el tiempo y ha caído en lo retro de los años sesenta pero justamente lo que en aquel entonces pensaban que iba a ser el futuro, no sé si me explico, y me ha llenado de plásticos, colores estridentes y grafismos de esos que deben salir de momentos bajo el efecto de las drogas. Un cuadro. Pero el caso es que todo era mono. No sé qué pensar, si ya te digo yo que me desquician.


Aunque bueno, si te digo que quien de verdad me ha vuelto un poco loca ha sido Giambattista Valli… que sigue haciendo cosas maravillosas, claro, pero que con su inspiración basada en una hipotética conversación entre Janis Joplin y Coco Chanel (que sí, que no es broma nene) me tenía algo descolocada. Pero para inspiraciones ideales, la de Alexis Mabille que basándose en un poema de 1893 escrito por Baudelaire, me convirtió en sofisticado tiesto para un jardín de flores maravillosas. Ay, espera, como era el poema… si es que tengo una cabeza… ah, sí, algo así como “en algunas extrañas noches, las flores tienen alma”. Me lo como.


Día 3.
¿Hola? Hola, sí perdona rey, pero es que menudo día el de hoy, recorriendo la ciudad de una punta a la otra y cambiando de personalidad como si tal cosa, vamos que me voy a tener que pagar terapia pero de la buena. Uys, pues si te cuento… verás. He empezado con Karl esta mañana. Sí, yo también creo que va a terapia, o que la necesita, pero es que este hombre es un genio, qué quieres que te diga. Y luego me trata tan bien, que se lo tengo que agradecer. Me ha vuelto a poner muy de Chanel, que es lo que toca claro, pero es que una vez más y a pesar de volver a lo mismo este hombre sabe hacer exquisiteces. ¿Y el contexto? ¿qué me dices del contexto? Mira, en plena rasca mañanera dentro del Grand Palais, cuando yo empecé a ver que las flores de papel del decorado gris florecían de verdad y en colores, casi me pongo a gritar, y eso que la protagonista era servidora… ¿Y los vestidos? Flores, como todo el mundo que le ha dado por las flores, pero vaya flores, que ganas de primavera me entran para correr por los campos con esas botas (planas, que lujazo) que me ha puesto.



El día ha seguido con Stéphane Rolland, tan sutil, tan sofisticado. Algunos quieren convertirme en princesa, pero con Stéph yo es que me siento reina. Lo más. El trabajo que hizo del cuero y los juegos de transparencias han sido algo exquisito. Y encima ha vuelto a traer a una diva amiga suya y que también conoces tú, Nieves Álvarez. Esta chica es de otro planeta, te lo juro.


¿Cómo que sin comer ni nada? ¡pero qué esperas! Esto es como un ayuno religioso, pero forzado, porque ya me dirás tú cuándo. C-u-á-n-d-o. Pues eso, que sin comer me ha llevado el chófer París para arriba, París para abajo (al menos no llovía, que gusto) hasta el show de Bouchra Jarrar, que aunque generalmente es muy modosita, la he visto un pelín rockera fíjate, y luego me ha puesto unos modelos de noche delicadísimos. Esta chica vale mucho, aunque se la conozca poco.


Luego he sido protagonista de un aniversario, el décimo de Armani Privé en la costura, del gran maestro italiano. Haciendo un poco de flash-back inspirador en su trayectoria se ha inspirado repito en uno de sus temas recurrentes, Asia, que reflejó incluso en los ideales bambús del decorado de la pasarela. La colección, pues bueno, elegante, clásica e igual de excitante que un polvorón de tofu. Y mira que Giorgio es encantador, y que tiene el saber de la experiencia y tal, pero es que no lo veo yo, no lo veo. Tiene su clientela fiel, y quiere asegurarse las ventas, que no está mal, pero es que no arriesga nada de nada. Ni siquiera en la gama de color. Todo perfectamente bonito. Pero la perfección me resulta neuronalmente sosa.
Menos mal que luego me pasé por lo de Julien Fournié, que también inspirado en culturas lejanas, la egipcia en este caso, me ha sacado un puntito faraona que me ha hecho mucha gracia y después acabé el día con otro que me presenta muy golfa, Alexandre Vauthier. Si él ya tiene aspecto de malo, malote, pues imagínate el tipo de mujer que quiere que yo sea. Además, me puso unas cuantas prendas del armario masculino revisitadas en mujer fatal, fatalísima, y creo que no hay nada más sexy. Bueno, el calzado, que lo puso Christian Louboutin. Caperucita negra y el lobo rojo. This was hot babe.


Día 4.
Bonjour… sí, estoy agotada, tienes razón, pero feliz. Hoy el día ha sido un poco más tranquilo, aunque bueno ha habido nivelazo, verás…
He empezado con Elie Saab, quien una vez más ha demostrado porqué es uno de los más solicitados en cuanto a alfombras rojas se refiere. Qué manos tiene el artista. Y ha sido curioso, porque sin salir mucho de su acostumbrado estilo, ha sabido rejuvenecer las líneas con calzado plano, líneas y cortes actuales, escotes sencillos, largos de faldas mucho más cortos y bolsillos en los vestidos. Imagino que tiene como objetivo las clientas jóvenes. Y eso que se ha inspirado en su infancia encuadrada en la época dorada del Beirut de los sesenta, y en imágenes familiares de las que ha extraído los estupendos estampados de tulipanes (y ya sabes tú lo poquito dado a estampados que es él).



No había terminado aquel que ya estaba volando hacia el de Jean-Paul Gaultier, que mira que es divertido el tipo. Una vez más, lo suyo en backstage era un circo, menudo cacao, aquello era un panal de abejas y nunca mejor dicho, porque la inspiración la obtuvo de la apicultura, que mezcló con las ceremonias nupciales. Que me dirás tú que qué tendrá que ver el tocino con la velocidad, pero que quieres rey, llámame loca pero esto es mi vida, esto es couture, así que asiente con la cabeza y punto. Independientemente del buen hacer del veterano (esa manía con seguir llamándole “enfant terrible”, si tiene edad de tener nietos ya), y de lo estrambótico de algunos looks, lo mejorcito del show fue el que sacó a escena a modelos míticas (como Violeta Sánchez) y a esa bomba que sigue siendo Naomi Campbell, que apareció vestida de ramo de novia. Tal cual.


Aunque para estrambóticos, los holandeses Viktor & Rolf. Me fascinan, tengo que confesártelo, no porque realmente pueda decir que voy guapa con lo que me ponen, que en esta ocasión fueron chanclas en los pies, paja en la cabeza, y un huerto por el cuerpo, sino porque son tan conceptuales que lo suyo toca más el arte que el atuendo, y no es la primera vez que lo demuestran. Cuando me sacaron con esos vestidos en los que los estampados de flores (uy, flores, que novedad en esta temporada… ¿no?), cobran vida y crecen como plantas trepadoras saliéndose del tejido para enmarcar el look, yo me quedé muerta. Mi espejo daría gritos, pero mi alma de alta costura que soy estaba dando palmas. Brutal. Aunque bueno, poca alfombra roja verán estos vestidos, salvo que Björk o Gaga tengan un día bueno.


He acabado el día con la pareja Maria Grazia y Pier Paolo, que son los que crean para Valentino. La verdad es que no sé qué pensar, porque aunque todo lo que hacen es muy de cuento, no estoy convencida de que las ventas se disparen, que al fin y al cabo para eso está una en activo. Una vez más un trabajo de detalles perfectos y de artesanía exquisita (morir de amor por esos bordados), y un aura de lánguido romanticismo que aunque pudo encantarme al principio, ya me tiene un poco aburrida, tú me dirás. Me voy a la cama, te llamo mañana.


Día 5.
Oye que es el último, hoy ha sido ligerito, así que paso, me cambio y nos vemos, que tengo que contarte toooodos esos detalles que no te he dicho por teléfono…
El día empezó con ese artista belga de origen turco que es Serkan Cura, y que además de vestir ángeles (los de Victoria’s Secret) utiliza su talento con el trabajo de la pluma para hacer cosas tan estupendas y glamourosas como lo que ves en las fotos. Entre que viste ángeles y que trabaja la pluma como un artista, solo puedo decir que este chico es un cielo.


Y he terminado con otro libanés, que menudo ojo tienen para la costura, y es que Zuhair Murad, es uno más de los que se va a llevar todo en las alfombras rojas, me vuelve princesa y también se ha dado cuenta de la necesidad de rejuvenecerme, porque el corto y los bolsillos han ido de la mano de esos chorreos de pedrería bordada maravillosa que atrapan flashes a cada pasito, ya ves. Diva mil.

Por cierto, que llego ya, prepárate que si no, nos vemos hasta dentro de seis meses.
 Hasta ahora mismo. Besitos.

3 comentarios:

Cheska dijo...

Jajaja muy buena crónica Pirata y original sobre todo, para no perderse detalle vamos!
Me han encantado muchos como Dior, Zuhair, Elie Saab ....increíbles colecciones todas ellas.
Merci beaucoup !!

Dianne Tho dijo...

mis preferidos han sido elie saab y versace :D

Maite dijo...

Qué bueno!!! Jijiji