Destino: Izmir

El verano ya ha hecho acto de presencia y mientras la ciudad nos devora con su recalcitrante asfalto tan solo pienso en que llegue el momento (dentro de un mesecito, como todo hijo de vecino) para ir de playa en playa, mediterranea o altlántica, que mas da.

Mientras, me recreo en el azul de las playas turcas en la zona de Izmir, donde se llevó a cabo esta producción para la edición de Marie Claire Turquía.

Día de llegada = Día libre. Desde Estambul volábamos parte del equipo hacia este rinconcito de color azul turquesa (el mar, el cielo, la piscina, la pérgola, las servilletas del restaurante...todo engamado en azules), la otra mitad aguardaba instalada en el hotel hacía unos días llevando a cabo otras producciones.

Así que poco que hacer mientras todos continuaban disparando, localizando o simplemente abriendo maletas con mayor cantidad de ropa.

Lo primero, reconocimiento de las instalaciones.

Para más tarde, disfrutarlas. Eso si, solita hasta la hora de comer, cuando de nuevo nos reunimos el equipo.

¿Y que hace una sola tantas horas? Pues fotografía artística, autofotografía, fotografía del paisaje, también leer, escuchar música, dormir la siesta, pasear....cualquier cosa, menos tomar el sol. Prohibido quemarse el día previo a una sesión de fotos, por muy blanca que estés y las fotos sean de verano. Si no has venido bronceada de tu casa, ya es demasiado tarde.

Así que para evitar no estar pálida del todo, lo mejor es caminar, atrapando un poco de color disimuladamente.

Kilómetros de orilla para relajarse (y fortalecer las piernas, activar la circulación y no se cuantas mil bondades más que tiene eso de caminar junto al mar), pero para mi sorpresa, cuando llego al límite de playa perteneciente al hotel, me pregunta un señor con metralleta en mano si estoy segura al desear continuar. Le digo que si y salgo, no iba a estar toda la tarde por delante de las tumbonas del hotel en plan desfile.

Salir supuso un shock. La playa estaba plagada de hombres, solo hombre y las pocas mujeres que habían o eran niñas o llevaban burka, con el que incluso se bañaban justo en la orilla.

La verdad es que no me pareció la prenda más práctica para bañarse pero mi bikini tampoco era lo que más gustaba por allí.

Segundo día = Amanece a las 5 de la mañana, que no es poco y encima sin cejas.

¿Que hace todo un equipo en tu habitación la noche anterior con cara de "te tenemos que decir algo"?

Simple, preguntarte si te vas a dejar decolorar las cejas para que desaparezcan....

Suena terrorífico, aunque mayor susto sufres la mañana siguiente cuando ya has olvidado el momento y al verte reflejada en el espejo saltas atrás por ese aspecto de Gremlin que luces, pero por probar....Eso si, les hice jurar que una vez terminada la sesión recuperaría mis cejas habituales. Todo sea por las fotos.

Este es el resultado del equipo formado por la fotógrafa Emre Ünal y la editora de moda Konca Aykan, 10 fotos de baños y paseos por las zonas residenciales, al más puro estilo californiano.

Espero que os gusten....mientras espero regresar algún día.