Rubia de bote

Esto es lo típico de este mes. En breve llegaran las vacaciones de verano y para cuando una regrese en septiembre al tajo, siempre desea llegar, más guapa, más bronceada, más fibrosa (¡¡Y una leche!! porque los aperitivos cerveceros y los helados artesanos "antisanos", van primero), más feliz y a ser posible con un cambio radical, eso si, pactado de antemano.
No sea que te confirmen una producción en julio con melenaza a lo Pantoja y tu aparezcas en septiembre rapada.

A mi me esta dando la venada del rubio. Otra vez.
Claro está, no es lo mismo verte con una peluca, al fin y al cabo terminas y te la quitas, que plantarte en la peluquería a que te vuelquen encima el tarro de decolorante y esperar a ver que sale de ahí.












Las que en su momento lo experimentaron, ya me han dado su opinión: Ni de coña.
Esa lucha por aparecer con un tono platino, para las castañas de nacimiento, es una guerra perdida de antemano.
Porque ya puede ser el mejor colorista del planeta (En París, hay uno fantástico, pero allí una va solo a hacerse el color, después tienes que ir a una peluquería a que te lo corten y sequen. Y da una pereza invertir horas y una suma de dinero elevada para salir de allí con un tono estupendo pero unas pintas horrendas...) que tu mata capilar actuará como una caja de sorpresas.

Lo más probable es terminar con un color pollo Kalimero, el cual no solo te queda fatal sino que todo el mundo te lo recalca. Así pues, para hacerlo desaparecer te sometes a lo mismo en menos de una semana con tal de que empiece a parecerse en algo al blanco que rondaba por tu mente. Y en eso, el pelo se te empieza a desintegrar.

Esto me lo han contado, todavía no lo he vivido.
Pero por mal que suene, la idea sigue rondándome.

La última ocasión para lucir de rubia, momentaneamente, fue en el pasado desfile de Alex Vidal, en el cual, en homenaje a Helmut Newton nos enfundaron las clásicas melenas "bob" en dos tonos.

Deberíais haber visto como brincaban las rubias que iban a llevar la peluca negra, pero todavía más, las morenas que nos había tocado la rubia. Tontitas perdidas, haciéndonos fotos, bailando Rafaella Carrá...... De hecho, nos las quisimos quedar para salir de fiesta con ellas, pero no hubo manera.

Mientras le sigo dando vueltas al temas para valorar pros y contras, he ido a rebuscar en los archivos del pasado, cuando con el pelo largo todavía, la cosa comenzó por una mechitas para darle un toque surfero al pelo y de ahí perdidos, al rubio californiano de Benidorm. (jajajajaj)

Entonces, rubia de bote ¿Si o no?