Si no es por un par de zapatos, ni me acordaba

Respondiendo a Blan de B*Cool, que desea saber como se produce el encuentro con las grandes casas de la moda internacional y que se siente al trabajar para ellos, de pronto una se pone a echar la vista atrás y se percata que aquellos momentos que consideró importantes, emocionantes y especiales se han convertido en una amalgama de recuerdos que han perdido nitidez creyendo lo que los demás le han contado tantas veces que al final trastocas la historia para que sea lo esperado...una especie de cuento de hadas.



Lo cierto, es que de nuevo apelando a la casualidad, en la vida laboral de un/una modelo ocurren cosas fuera de nuestras pretensiones, bien porque no te las has planteado mentalmente de manera previa o no sabes como se accede hasta ese momento calificado como culminante.

Así es como un día te ves vestida de Roberto Cavalli bajando la escalinata de la Piazza di Spagna en Roma y pidiéndole a Cindy Crawford hacerte una foto junta a ella o protagonizando la campaña de Lolita Lempicka sin ni tan siquiera saber escribir su nombre.

En ocasiones, más bien contadas, los archipopulares diseñadores internacionales visitan nuestro país para presentaciones de tiendas o el lanzamiento de sus perfumes, las cuales se convierten en interesantes tomas de contacto.... en caso de que te seleccionen. Comentar que te sube la bilirrubina hasta límites insospechados cuando te llama la agencia para confirmarte el trabajo. Bueno, aunque eso suele ocurrir la primera vez que haces un Elle, los desfiles de Pasarela Cibeles o el videoclip de un grupo que solo conocen las "teenagers" de Islandia. Es lo que tienen las "primeras veces" muchos nervios y emoción

Otro cantar es cuando alguna de tus agencias internacionales ven que encajas con el perfil de la temporada de desfiles y te reclaman como mínimo unos 15 días de antelación a que comience el calendario oficial para estrenarte en el arte de ir a ver un mínimo de 10 diseñadores diarios, fines de semana inclusive, con re-castings de selección, pruebas de ropa y los propios desfiles una vez comenzada la Fashion Week de no importa donde porque todas funcionan igual.

El todas incluye Paris, Londres, N.Y, Milan y Tokyo.

Otras como Atenas, Lisboa-Oporto, Berlín...responden al patrón "Cibelino".

En medio de ese caos de castings, cargada con el book, el mapa, los tacones, esperando colas infinitas, rodeada de 200 modelos eslavas, brasileñas, coreanas, de piernas infinitas, guapísimas, sentadas por las escaleras, agotada de no saber si será muy fructífero todo ese esfuerzo .....va y te llama la agencia para decirte que te ha puesto una opción YSL...¡PERO! Todavía no puedes saltar de alegría, uno, no sea que te tuerzas un tobillo, y dos, no puedas acudir al casting "request", para posteriormente todavía pasar dos cribas más de selección.

Con lo cual, alegría contenida.

Entonces te expones al criterio de selección, por segunda ocasión frente al director de casting (auténticos gurus y descubridores de casi todas las tops actuales), si pasas, conocerás al diseñador de la firma, y en caso de prosperar, te convocarán para el fitting, sin todavía tener confirmado el desfile. Una vez adjudicados los looks del desfile (puede ser que anteriormente hayan sido probados en otros cuerpos y estén en busca de otro más idóneo), comprobado que sobre los tacones de infarto no morirás, llaman a la agencia y.....Suspense.

Por cierto en Chanel los fittings de ropa se realizan maquilladas y peinadas con la imagen escogida para el desfile, con lo cual para dicha citación debes saber que puedes invertir un promedio de 5 horas.

Para cuando termines en el fitting probablemente tendrás una, dos o 24 llamadas de tu agencia. La insistencia delatará si estas confirmada o no.

Llamas de vuelta y te dan la noticia....si no te han confirmado, no pasa nada, tampoco te vas a lanzar a patalear por las aceras. ¡Ay! Pero como sea una afirmación.....de pronto sabes hasta volar moviendo las orejas.

Cuando llega el ansiado momento del desfile, lo más probable es que te sientas deshubicada entre tanta top que ni por asomo se acercarán a hablar contigo (no se hablan entre ellas a buenas horas van a venir a saludar a la novata), además con las medidas de seguridad es imposible colar a ningún amigo que haga más leve la espera.

Fotógrafos que no has visto jamás en tu vida queriendo fotografiarte mientras comes, ríes, lees, fumas como si de un enjambre de abejas se tratase.

Reputados maquilladores y peluqueros que no tienes ni idea de quien son (con el tiempo dirás: ¡Mi madre! pero si eran fulanito y menganito, las grandes estrellas internacionales) , uno por cada modelo, invierten el tiempo necesario para dejarte impecable al milímetro, uñas y cuerpo incluido.

La sana felicidad de la ignorancia te protege de quedar deslumbrada entre tantas importantes personalidades de la moda.

El tiempo transcurre rápido y cuando menos lo esperes te estarán vistiendo.

Acicalada, perfecta para convertirte en una de las estampas de la temporada que darán la vuelta al mundo, entonces es cuando te asaltan los nervios, pero ya no hay vuelta atrás, suena la música....y al ruedo.

La función termina rápido, como siempre, y tu has conectado el piloto automático cambiándote de manera incesante y decidida, olvidando para quien desfilas, el momento se ha convertido en un trabajo más, en unos cuantos metros de pasarela recorridos a computar en tu curriculum.

Llega la avalancha de invitados célebres, el backstage se convierte en un marea insufrible y por la puerta de atrás escapas rápidamente, a tirones con el pelo postizo, cargada con tus enseres hasta localizar al "driver" (chofer) que espera para llevarte a otro desfile, casting o fitting.

El teléfono se ha disparado, llueven las felicitaciones por el mero hecho de haber salido azarosa, cae la noche de otra jornada intensa, una más durante la frenética Fashion Week que mañana será otro día y tan solo unos zapatos imponibles, regalados por el diseñador, te recuerdan el momento vivido.

Por cierto, entre los más espléndidos se encuentra el Sr. Armani que para cada presentación viene preparado con una tanda de regalos: camisetas, bolsos, gafas de sol.

Sin duda, el más emotivo Yves Saint Laurent, que a sus modelos les entregaba al finalizar el desfile una rosa blanca.

Con los días olvidas rápido, con los años, ni os cuento, incluso te preguntas si aquel momento ocurrió de verdad. Así que abres el armario zapatero para rebuscar entre tanto taconazo descomunal y efectivamente, tras los Issey Miyake y los Isabel Marant, allí están.