Erase una vez un monstruo

Con tanto vampiro y tanto zombi en nuestro campo audiovisual cotidiano (y esto no es una alegoría a la gente camino del trabajo un lunes temprano) ha terminado por llegarle el turno a los monstruos.

Los monstruos, esos dueños de los oscuros rincones imaginarios de la infancia, que viven generalmente debajo de las camas o dentro de los armarios, resulta que también han crecido y que aunque puedan seguir dando un poco de miedo eso sí, se han convertido en unos tremendos fashionistas. Pero es que claro, si vives dentro de un armario, o terminas perfectamente apolillado o das rienda suelta a tu creatividad con las prendas. Y en eso estamos.

Como el museo de moda Galliera parisino sigue cerrado por obras, con ayuda del Ayuntamiento de la ciudad siguen aprovechando otros espacios culturales de la misma y bajo el título de “Arrrgh! Monstres de mode”, nos han presentado una exposición en la que el objetivo es estar monstruosamente de moda.

Para ello y ocupando el histórico espacio del teatro parisino conocido como La Gaïté Lyrique (establecido en 1772 y reconstruido después de un devastador incendio en 1835), el colectivo griego Atopos ha reunido unas ochenta siluetas de creadores de moda, entre los que podemos encontrar nombres como Alexander McQueen, Martin Margiela, Walter Van Beirendonck o Rick Owens, queriendo con ello identificar las relaciones que se establecen entre el cuerpo y las prendas de vestir, saliéndose de los cánones establecidos, y pasando de lo bonito a lo “feo”.

Aunque algunos de los modelos surgen directamente de las pasarelas, Vassilis Zidianakis y Angelos Tsourapas, los dos comisarios del evento y miembros del colectivo Atopos, confiesan que las prendas propuestas en la exposición no han sido ideadas para ser llevadas en la calle.

Aunque bueno, no sé tú, pero yo he visto cada cosa en el metro de París que es para aplaudir y hacer la ola por la osadía (por no decir falta de gusto al punto de nivel terrorista de la estética).

La puesta en escena resultó intrigante por el contraste sombrío de algunas escenas en plan gruta siniestra o totalmente luminoso y contemporáneo por los neones industriales.

A pesar del tema y de algunas prendas un tanto incomprensibles, me pareció una idea brillante para un público infantil (estaba también lleno de niños) que gracias a la imaginación, pueden hacerse una idea diferente de la creatividad aplicada a la moda, y al mismo tiempo quitarle importancia al terror subconsciente que un monstruo les puede causar.

Sin embargo, una de las salas (exclusivamente reservada para adultos, te avisan) te produce la angustia buscada con el efecto gracias a la instalación: una gigantesca sala oscura, cubierta del suelo al techo de pantallas en las que unos seres algo abstractos trepan por las paredes gruñendo y gritando.

De la oscuridad, a la explosión de colorido en algunos modelos que bien podrían salir de alguna película de súper héroes, o directamente del vestidor de Lady Gaga, que seguro hubiese disfrutado como nadie entre tanta inspiración estética.

Y si al final hubieses necesitado recuperarte de tus emociones visuales y traumas infantiles, el mejor remedio habría sido continuar la visita con la mediateca in situ, en la que con vídeos, proyecciones, libros o animaciones se te hubiese quitado la curiosidad y el susto.

Y posiblemente hasta querrías llevarte a casa una de esas vísceras de peluche o monstruitos de compañía que te esperaban en la tienda a la salida. Ahora ya sabes, el monstruo de la Moda, también viste monstruos.