Tal vez, y para mi gusto con un poco más de vodka, que para eso es la bebida típica nacional, y unos decibelios por encima la música, con esos estupendos salones, se hubiese convertido en el lugar ideal para el fiestón de la temporada.
Pero la ocasión merecía un ambiente más relajado para observar detenidamente las 45 piezas expuestas.
A la izq. la tiara "Kokoshnik", su elegancia visual bien merece el complicado nombre que posee, el cual se refiere a los motivos florales que decoran los vestidos regionales rusos.
Creada en 1908 para la princesa Orlov, muestra cierta inspiración bizantina muy acorde con los gustos en peinados de la época.
Los diamantes están engarzados "al aire" de ese modo quedan colgantes desde un solo punto permitiendo el paso de la luz y mayor realce de las piedras.
Con la técnica de esmaltado llamada guilloqueado (Menudo dia de nombre complicados), al igual que Fabergé, competencia de la casa, se creaban útiles cotidianos como los dos relojes de mesa que observamos a la izquierda, en el centro otro reloj en colgante, abajo, una pluma y a su vez abre cartas, y a la derecha, una pitillera y un pastillero.
A la izq, como no, uno de los emblemas de la firma, la relojería convertida en joya.
A la derech, piezas de diario como es un frasco de perfume o dentro del estuche rojo (no se aprecia apenas) un mango para sombrilla.
Me quiero imaginar a mi misma, no con una sombrilla, sino con un paragüas, portando tan elaborado mango. Pero si pierdo uno, una semana si, otra también.
Ojalá hubiese tenido un guía de excepción ante las piezas, alguien que conociese la trayectoria de todas ellas.
Supongo que el morbo se apodera de mi al pensar que pertenecieron a la malograda dinastía con la llegada de la revolución bolchevique de la que se cuentan leyendas tales como:
Durante el fusilamiento de la familia del Zar Nicolás II, las balas rebotaban al impactar en el cuerpo de las princesas debido a que debajo del ropaje ocultaban cantidades importantes de joyas. Piezas que los rusos posteriormente intentaron vender.
La verdad, es que se me ponen los pelos como escarpias, con semejante hecho, pero la curiosidad me puede todavia más y seguro en breve cae en mis manos algún libro repleto de destarifadas hipótesis basadas en la historia.
Para gustos, colores, por eso fácil, lo que se dice fácil, no fue encontrar a un buen número de invitas estilosas, aunque también se me escaparon varias por no estar con la cámara lista o bien porque no les apetecía posar para el objetivo de una modelo (Algunos se han quejado con eso de que los saco "chaparrines").
A la izq. Natalia Zabala vestida con un palabra de honor, con superposición en gris y encaje de Elio Berhanyer. Como complemento una cartera rígida de Gucci que dejó abandonada gran parte de la noche sobre un piano de cola decorativo.
Ya podrían haber traido a Richard Clayderman para animar la velada.
A la derch. Ana Ureña, periodista y bloguera (http://www.shoppingadicta.com/) con un vestido en punto de la firma Chanel, rescatado del armario de su madre, procedente de finales de los 70 y al que le ha tenido que estrechar una buena parte para poder utilizarlo.
Ayer fue un día complicado: un tiempo abominable sumado a 4 eventos que se celebraban al mismo tiempo, así que opté por este vestido de Suzie Wong, en micro piezas metalicas (¡¡Ojo!! No son lentejuelas. Me caigo a un rio y me ahogo, seguro) y crep rojo en la espalda, dándole un bonito efecto de movimiento, para salvar la situación si al final decidía acudir a la fiesta organizada por Dolce&Gabanna y que cerraba la jornada, pero el cuerpo no lo tengo para muchos trotes ultimamente (¿Será que me estoy haciendo mayor?) y desistí.
Por cierto, para ver en detalle la colección de Suzie Wong, que bien lo merece, os invito a visitar su página.
P.D: Si alguien conoce y me puede recomedar algún libro interesante sobre los Romanov, soy toda oidos. Gracias.