Manolo Blahnik y los 40

Por José Luis Maseda

Recién terminada la fashion week de París (o semana del Prêt-à-porter, que me gusta más), de la que todavía nos estamos recuperando y de la que te hablaré la semana que viene, aprovecho para avisarte de otro evento moda que termina pronto y que no debes perderte si estás aquí.

Desde el pasado 4 y hasta el próximo 20 de octubre, los almacenes Printemps parisinos rinden homenaje al 40° Aniversario profesional de Manolo Blahnik con la exposición gratuita “Manolo Blahnik, quarante ans de glamour”.

Nacido en Canarias en 1942, de padre checo y madre española, este mago del calzado estudia lengua y literatura en Ginebra, Bellas Artes en París y trabaja como fotógrafo en Londres para el Sunday Times antes de viajar en 1970 a Nueva York y cruzarse en el camino de Diana Vreeland, la entonces redactora jefe de Vogue USA, quien al contemplar los bocetos y fotografías de Manolo, le incita a diseñar sus propios zapatos.

De vuelta a Londres, decide hacerle caso y crea algunos modelos para la tienda Zapata de Chelsea, que termina comprando en 1971 inaugurando así su primera tienda, e imaginando ese mismo año el calzado para el desfile de su amigo Ossie Clark.

Desde entonces, y hasta el convertirse en el icónico zapatero de sueños que reivindican Carrie Bradshawsvarias (y avalan amigas íntimas como Kate Moss, Ana Wintour o Sofia Coppola), el recorrido profesional del diseñador ha estado repleto de éxitos. Al basarse en la fabricación artesanal y dejar de lado la producción en serie, Manolo Blahnik consigue una exquisitez y exclusividad reflejadas en su talento, que ha sido reconocido en múltiples ocasiones con premios como el del British Fashion Council, o la Medalla de Oro al Mérito otorgada por el rey Don Juan Carlos, en España.

Por eso durante el huracán moda de París, ese paraíso del shopping high fashion que es el edificio de los almacenes Printemps Haussmann, le dedica una retrospectiva sobre esos cuarenta años de obra, con modelos originales organizados en unos doce temas diferentes.

Acceder a la meca comercial y ser recibido por una instalación que volvería loco al ya citado personaje de Sarah-Jessica Parker, con un carrito de la compra (dorado, por supuesto) y una tonelada de cajas presuntamente llenas de “Manolo’s” es una incitación a la perdición de las compras.

Pero el deseo adquisitivo se multiplica al acceder a la segunda planta del almacén, en la que entre boutiques Prada, Louis Vuitton y demás seducción, hay repartidos por toda ella una serie de decorados en los que se integran algunos de los modelos más emblemáticos de la firma.

Habiéndose inspirado  en múltiples ideas o mayoritariamente en las experiencias e influencias surgidas de sus viajes, las colecciones del señor Blahnik han sido reagrupadas en este homenaje por temas tales como el Street Art, la Navidad, la naturaleza, el teatro y la equitación, o bien Rusia, África, la antigua Roma y Grecia y por supuesto su país de origen, España.

Como broche final, y al inaugurar con esta iniciativa el primer corner de la marca inscrito dentro de estos grandes almacenes, se ha reditado en negro y en verde, y en 60 ejemplares solamente el célebre modelo de sandalia creado para el diseñador Ossie Clark en 1971, una delicia por la que, además de darse prisa para conseguir una, habrá que pagar 650 euros. ¡Ay, Manolo!