Deseando que finalice este interminable invierno, vamos a acercarnos un poco al calor con la colección que la diseñadora Véronique Leroy presenta para este verano.
Nacida en Bélgica, se traslada a París en 1984 donde termina sus estudios de moda en el Studio Bercot. Después de formarse en la profesión de manos de Azzedine Alaïa o Martine Sitbon y ganar diversos premios, decide lanzar su propia firma y presenta su primera colección en 1991, acumulando desde entonces otros prestigiosos reconocimientos internacionales, y viendo surgir una creciente demanda de clientas a las que satisface con la primera boutique exclusiva en París, aparecida en 2005.
Con esa particular atención que dedica al detalle, al uso de los materiales y a las proporciones de sus diseños, Véronique Leroy nos sorprendía en la última edición de la fashion week parisina con su colección de verano presentada en el marco de la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes.
Quizás una de las colecciones más interesantes por su concepto, en el que ha sabido darle la vuelta a una austera sobriedad a primera vista para convertirla en algo sensual y perfectamente femenino.
Inspirándose de alguna manera en la vestimenta tradicional mormona, la creadora belga consigue una interpretación muy gráfica, y convierten el todo en algo muy urbano y contemporáneo.
Después de unas primeras salidas oscuras, aparecían las primeras prendas que daban paso al hilo conductor de toda la colección, los tejidos de rejilla en diferentes grosores creando un efecto de erotismo refinado y con algunas superposiciones. Una ligereza que se remarca con las líneas sencillas y la poca sofisticación de los volúmenes.
Aún así, con la discreta gama de colores (negros, blancos, grises, burdeos, azules y barro) consigue dar frescura a las prendas en las que se concentra la propuesta, como son las chaquetas bomber o que estructuran los hombros, las blusas, los tops, los vestidos reja, las faldas evasées bajo la rodilla o los abrigos envolventes, que en su totalidad evocan siluetas muy cerca del constructivismo arquitectónico.
Accesorizado todo por la prenda fetiche que es el foulard anudado al cuello, los anchos cinturones y unos sólidos botines con piezas de plástico, plataforma y tacón de cuña, el look se completa con un maquillaje y peinados rápidos, prácticamente recién levantados de la cama y que puntualizan la sencillez de la belleza que busca en su imagen.
Y es que la moda de Véronique Leroy no es para nada excéntrica, y sabe perfectamente cómo fidelizar a su público femenino temporada tras temporada sin por ello llegar aburrir en absoluto.
4 comentarios:
No la conocía y me ha gustado mucho sus propuestas tan femeninas.
Me encanta! eso deberian de tener en cuenta algunos diseñadores, hacer colecciones que no aburran que sean distintas y originales y ella lo consigue desde luego.
Besos pirata!
Muchas gracias por seguir ahí chicas, a ver si pronto comparto más descubrimientos! ;-)
¡Un beso!
Vaya maravilla de colección!!
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