Los BOOKS de la revista ELLE, suplementos que acompañan la revista dedicados a moda, belleza o complementos, son un referente cada temporada en estos sectores en los que indagar las novedades llegadas al mercado.
Mi favoritos, el de moda, por supuesto, al condensar las tendencias acompañadas por propuestas en productos, y el de belleza. No porque sea una fanática de las cremas y tratamientos, más bien, por las fotos de bodegón que ilustran cada sección.
El último Beauty Book se sirve de la gastronomía unida a la cosmética para ilustrar las últimas tendencias en sombras, coloretes, cremas solares, labiales.....
¿Os apetece conocer como se hizo?
Varias semanas de trabajo y una montaña de productos reunidos en un set reservado son el comienzo de esta historia.
Para comenzar la idea aportada por las redactoras de belleza, consistente en obviar las típicas imágenes que muestran la selección de tubos de crema o barras de labios en sus habituales contenedores, para extraerlas utilizando tan solo el producto e insertarlo como si se tratase de yogures, galletas, siropes... junto a elementos del mundo de la cocina.
Así que montañas de cajetillas de coloretes, cremas y lacas de uñas, en los colores referentes de la temporada p/v 2011, escogidos por el equipo de belleza por un lado, y por otro, la típica compra de supermercado, como si de una fiesta de cumpleaños se tratase, con fideos de colores, donuts, cookies y panchitos, para ilustrar cada sección.
Segunda parte, unir ambos elementos para componer apetecibles imágenes combinando donuts con lacas de uñas a modo de sirope, tostadas de pan untadas con crema solar como si fuese mantequilla o cucharadas de correctores.
Generalmente, para trabajar este tipo de fotografía y planos, se realizada a la altura de una mesa donde poder manipular cómodamente las composiciones e iluminar apropiadamente.
Por cierto, la iluminación es uno de los elementos más relevantes e estos casos para destacar cada matiz ya que son fotos con mucho detalle y resolución para que aprecien perfectamente las texturas.
Primero se opera en una zona aparte donde destrozar, literalmente, los productos. Machacando las sombras, cortando los formatos en barra, haciendo puré los pintalabios....
Para luego pasar el montaje inicial a la zona de fotografía, donde se aplican los últimos productos, aquellos que son líquidos, se pueden desprender fácilmente o los que pierden la consistencia en un nada como pueden ser las espumas.
Después se acicala el set retirando pequeños restos que pueden embrutecer las fotos y se van disparando tomas al tiempo que se introducen cambios creando una amplio abanico de posibilidades y enfoques donde a posteriori el equipo de belleza y maqueta pueda escoger la imagen que andaban buscando.
Y el resultado queda tal que así.
¿Qué os parece? ¿Os esperabais que la cremas y potingues fuesen unos modelos tan complejos de fotografiar?