




Gris casiopea al alba estrellado sobre el Alexander III, la Parisienne seducida por la ciudad vuelve a casa convertida en la diosa de la mañana.
¿Habéis visto el último perfume de la casa YSL? Siento la mano todopoderosa de Tom Ford bendiciendo el anuncio del nuevo perfume
¿Vosotros, no?
Como podéis comprobar París me tiene ocupada al extremo de no tener tiempo. Prometo estar pronto de vuelta. Al menos por algunas horas. Gracias por la paciencia infinita.
Por cierto, estoy devuelta a París, donde me gusta hasta los días grises y fríos. Ya iba siendo hora de sacar los abrigos a pasear porque a este paso iban a ser pasto de las polillas.
Me voy a dar una vuelta junto a uno de mis mejores amigos Jose Luis Maseda absortos en nuestra nueva producción y la estilista Sara Bascuñan, como no, devoro varios croissants a modo de desayuno sin diamantes que desde buena mañana me llevan tentando porque aquí igual huele a pan recién hecho el patio de tu casa que el metro, intento alquilar una de las estupendas bicis de Vélib-Paris para darme una vuelta hasta el próximo destino, pero no hay manera humana convertida en tarjeta de crédito que lo haga posible, con lo cual al metro, pero antes paso por uno de mis quioscos-librería favoritos, Ágora y mientras ojeo las revistas hasta la próxima parada encuentro la publi del perfume de Nina Ricci.
¿Estan de coña? Pensaba que el photoshop había quedado desfasado, o al menos eso decían con respecto al uso en las protagonistas, pero ¿y a cerca de los fondos? Esta imagen de la ciudad es un evidente corta y pega. ¿Esos puentes? ¿Esos edificios?
Los deben haber construido de septiembre hasta ahora (a golpe de ratón).
¡Feliz Domingo!
La jornada se ha inaugurado en Las Rozas Village con una mesa redonda dedicada a prensa, a posteriori ha firmado algunos ejemplares para continuar con entrevistas privadas a determinados medios, no sin antes captar diversos estilismos que habían reclutado su atención. Y esta tarde, firma de libros masiva.
¡¡TENGO EL MIO!! Eso si, como todo el mundo lo nuestro nos lo hemos currado poniendo en práctica aquellas clases de "spelling" del colegio.
En cambio el día para los asistentes congregados ha comenzado bastante antes.
Primer desafío, ponerse lo suficiente mona para estar a la altura de la ocasión. Vamos a ver, viene al país el hombre (y su mujer también) que más vista tiene para captar la esencia de lo personal en cuanto a la vestimenta ¿Y me iba a plantar con unos simples jeans, cuando eso no me lo pongo ni para ir a trabajar? Ni muerta. Casi no duermo pensando en el look para un día como hoy.
Segundo, hay sitios más lejos del centro de Madrid pero para hoy ya estábamos servidos. Además con esta tendencia que sufro de no chequear jamás la dirección o señales que envían los organizadores para como llegar sana, salva y puntual, por supuesto, nos hemos perdido, no una, sino dos veces.
Y tercero, si ya una vez llegados al lugar no sabes ni donde se celebra el evento, pues nada mejor que preguntar al primero con quien te encuentres. Al mismísimo Scott Schuman. No íbamos a encontrar a nadie mejor que nos explicase donde teníamos que ir.
Por cierto, si el otro día era la primera vez que padecía inicio de congelación, como muchos otros invitados, hoy sufríamos de legaña acompañanta. Menudas caras de sueño se lucían.