Por José Luis Maseda.
El exquisito Musée Galliera de París ha dedicado recientemente una retrospectiva a la moda francesa de la década de los cincuenta, aquella en la que la sofisticación llegó a extremos glamourosos insospechados.
Acabada la triste época de la gran Guerra, la mujer chic y femenina reaparece entusiasta con líneas que marcan las curvas, pecho, cinturas de avispa y caderas, y los zapatos de tacón, los estampados florales o de colores vivos, las faldas amplias, los ligueros, los bordados y la pedrería se ven por todas partes.
El culpable de este radical cambio no es otro que un tal Christian Dior, quien decide desterrar la imagen de la mujer-soldado y en su colección de 1947 lanza una silueta nueva en forma de reloj de arena, que escandaliza en un principio por la generosidad de los materiales utilizados (después de tanta restricción obligatoria), pero que termina triunfando y la entonces redactora jefe de Harper’s Bazaar, Carmel Snow, bautiza como “New Look”. Lecciones de historia.
Surgidas de las colecciones del propio museo, se podían admirar unos 100 modelos y accesorios que evidenciaban la evolución de la silueta y la moda femenina entre 1947 y 1957… ¿quieres ver más?
Por supuesto no es el único creador que realiza prodigios en aquel momento, puesto que además del New Look, también son célebres la silueta globo de Balenciaga, con volumen importante en la espalda; o bien la línea recta del traje de chaqueta de Chanel, que sigue en vigor en nuestros días.
Estos años 1950 son decisivos para la Alta Costura francesa que, fragilizada desde la crisis de 1929 y la Guerra, atraviesa lo que podría ser un renacimiento que la lleva hasta la actualidad. Si necesitas pruebas, no hay más que citar algunos de los nombres de casas de moda parisinas que se convirtieron en patrimonio nacional: Jacques Heim, Chanel, Schiaparelli, Balenciaga, Jacques Fath,Pierre Cardin, Pierre Balmain, Christian Dior, Hubert di Givenchy.
Casas que, características por ser sinónimo del lujo y la elegancia, consiguieron adaptarse al revolucionario prêt-à-porter. Así, en 1950 los “Costureros Asociados” (Jacques Fath, Robert Piguet, Paquin, Carven y Jean Dessès) fundan la primera sociedad especializada y con licencia de prêt-à-porter de modistos, que acabaría por acoger la gran mayoría de firmas.
Durante esos lujosos años cincuenta, la costura y el prêt-à-porter no son solamente un buen laboratorio de ideas moda, sino uno de los primeros sectores económicos en Francia, que permitieron el resurgir del país, y el que París recuperase su título de capital mundial de la moda, que sigue ostentando hoy. Queremos más.
3 comentarios:
Son una maravilla! Como me gustaría meterme dentro de unos de esos vestidos por un momento ;-)
Unas siluetas tremendamente femeninas, maravillos años 50.
Besos pirata!
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