sábado, 15 de noviembre de 2014

Paris Sport

Por José Luis Maseda

Además de ser la ciudad de la luz, del amor, de la moda, y de todo lo que se te ocurra (huelgas incluidas), podríamos también decir que París es una ciudad deportiva. No solamente por las prisas perennes de todos los habitantes, sino porque cada vez más la práctica del deporte se está convirtiendo en una prioridad urbana.
Y para ello, los parisinos disfrutan de una innumerable cantidad de salas, gimnasios y centros en los que practicar todo tipo de deporte, pero visto lo bonita que es la ciudad creo que la mejor opción, si el tiempo lo permite, es practicar deporte al aire libre.

El ciclismo es una muy buena idea, teniendo además a mano el Velib, bicicletas a disposición (bajo fianza) puestas por el ayuntamiento en cualquier esquina de la ciudad y cuyo éxito ha hecho historia. Pero sigo pensando que el caminar o el correr es la alternativa más económica e interesante. Y a eso es a lo que vamos.
Para pasear y recorrer el maravilloso y traicionero empedrado de París, solo te diría que no tengas destino, que abras los ojos y te dejes llevar, y si te pierdes… pues disfruta de los descubrimientos, que París te los va a ir regalando en cada esquina, créeme.
Si por el contrario quieres imitar a los que vivimos aquí cuando nos ponemos olímpicos (ejem), que sepas que se dan tres opciones principales para practicar el jogging, running o el correr de toda la vida:

Amantes del running (y el fashioneo parisino), hoy la guía indispensable para salir a correr por París





Correr en los bosques.

Porque sí, París, por muy urbana que sea tiene dos bosques adyacentes a un lado y a otro: el Bois de Vincennes al Este (con una superficie de 995 hectáreas) y el Bois de Boulogne al Oeste (con 846 hectáreas, unas dos veces y media más grande que Central Park en Nueva York, aunque la mitad de lo que ocupa la Casa de Campo de Madrid, para que te hagas una idea). Zonas de visita poco recomendables cuando se hace de noche salvo que estés buscando algo muy concreto, durante el día se llenan de deportistas profesionales o no, su-dándolo todo.
En el bosque de Vincennes hay un recorrido establecido alrededor del lago Daumesnil de unos 12 km mientras que en el de Boulogne el trayecto puede extenderse a 14 km.



Correr en la ciudad.

Vale, sales de tu casa y no te apetece irte lejos así que das una vuelta por tu barrio. Muy bien, pero a lo mejor no tiene mucho encanto, y si además cuentas con los regalitos caninos en las aceras, la contaminación automóvil y las hordas de zombis turistas por doquier, en lugar de correr casi que te entran más ganas de practicar boxeo.
Para eso, la apuesta es irte a correr a lo largo del Sena, cuyos muelles (Quais en francés) cerrados al tráfico los domingos y días festivos, tienen kilómetros para que disfrutes. Eso sí, elige bien la zona y el horario, porque si hace sol y es hora punta deportiva, encontrarás manadas de corredores, patinadores, ciclistas y demás.

Correr en los parques y jardines.

Y aquí es donde todo se convierte en glamour y en tendencia a la carrera, porque cada parque recibe un tipo de público particular.

El Buttes Chaumont. Construído sobre una cantera por orden de Napoleón III, este parque es el más popular y uno de mis preferidos por lo original de sus desniveles, sus vistas espectaculares desde las alturas de su mirador y sus puentes, y la multivariedad de posibilidades que ofrece… correr, ciclismo, patinar… y tumbarse al sol cuando hace bueno. Cuando esto sucede, no se encuentra un metro cuadrado de césped libre, te aviso.



El Parc Monceau. El más chic y exclusivo de los parques de la ciudad, y no solamente por la zona de la misma en la que se encuentra, el 8° arrondissement. De estilo inglés y con rincones exquisitos, es uno de los más pequeños, con lo que el recorrido para la carrera se reduce a 1 km, y se vuelve complicado los fines de semana cuando se llena de gente. Así que si no vas a correr elegante y brevemente, mejor elegirlo para pasear con toda tranquilidad.

El Parc Montsouris. Si quieres evitar la muchedumbre dominguera, nada mejor que llegar hasta este parque que se sitúa en el sur de París, y que los aficionados al jogging aprecian por su variedad de recorridos en las quince hectáreas de superficie que tiene.



El Jardín de Luxemburgo. Si el Monceau es chic, estos (preciosos) jardines son un poco más snob. Con sus 23 hectáreas, se llena pronto de turistas y familias, con lo que es recomendable elegir las primeras horas del día para el deporte. Como en todo círculo social, tardarás un poco en ser “parte del grupo” de los habituales, que te mirarán por encima del hombro, sobre todo si no te has dado cuenta de que hay un estricto protocolo que seguir a la hora de correr allí, incluyendo el correcto sentido de la carrera (si vas contracorriente las miradas te fulminarán). Tú, sonríe.

El Jardín de las Plantas. Situado en el mismo barrio que el anterior, el más poético de todos no es tan frecuentado como los demás, y sus amplios espacios rectangulares son de agradable recorrido entre la increíble diversidad botánica que alberga, especialmente en primavera, cuando las flores hacen que estés más pendiente del espectáculo de sus colores que del esfuerzo físico para el que habías llegado.



Los Jardines de las Tullerías. Veinticinco hectáreas de terreno idóneo en el que poder recrearte en línea recta (o no) por sus jardines mientras corres. Además del ir esquivando turistas, te puede motivar el exclusivo paisaje urbano, hacia una dirección la Place de la Concorde, los Campos Elíseos y el Arco del Triunfo. Hacia la otra, el museo del Louvre. Nadie dijo que no pudieses también entrenar la vista.

El Campo de Marte. Las ventajas de este terreno en el que poder recorrer un bucle de dos kilómetros es la facilidad de la línea recta del mismo, y el absolutamente espectacular monumento bajo el que sudarás, la torre Eiffel. Hasta aquí, maravilloso. La desventaja, y como su nombre indica este campo dedicado al dios de la guerra, es que vas a tener que librar una dura batalla con los turistas. Muchos. Por otro lado, puedes apuntarte a los grupos de gente que practican de todo (petanca, fútbol, bádminton, volley…) o dedicarte a perfeccionar tus idiomas con todos los turistas que ya he citado.



Y todo esto no es otra cosa que una recomendación más para descubrir la ciudad de otra turística manera, haciendo algo útil. Porque después del queso, el vino, las fondues, los croissants, los éclairs au chocolat, los macarons y el oh-la-la-París… tú me dirás.

3 comentarios:

Maite dijo...

Vamos...voy a tener que volver a Paris solo por poder visitar todos estos parques!!! Jijiji

Cheska dijo...

Mi deporte favorito en algún lugar de los que nos citas sería fantástico, de momento pirata me tendré que conformar con el campo desolado que tengo cerca de casa :(

Besos

Amelie dijo...

Un post maravilloso, me ha encantado! ♥
http://lamodadeamelie.es/