Por José Luís Maseda.
Justo veintitrés días después de comenzar el nuestro, desde el pasado 23 de enero y hasta el próximo 9 de febrero de 2013, estaremos disfrutando del nuevo año chino, el que corresponde al número 4079, año bajo el signo del Dragón.
A diferencia del calendario que utilizamos en occidente (el conocido como calendario Gregoriano), el chino es un calendario lunisolar basado en las diferentes fases de la Luna y los movimientos del Sol, y es utilizado en prácticamente toda Asia.
Instaurado casi dos milenios antes de Cristo, se compone de doce meses a los que se puede añadir un decimotercero para conseguir que el solsticio de invierno caiga regularmente en el mes número once. Así el año siguiente comenzará siempre en la primera Luna Nueva después de este solsticio de invierno.
Específicamente bajo el signo del Dragón de Agua, este año disfruta de uno de los iconos más importantes de la cultura china, apreciadísimo por su simbología, interpretado y estampado en cualquier parte u objeto, y que hace que la tan controlada natalidad del país se dispare en los años “Dragón” porque parecen prometer que el recién nacido será afortunado a lo largo de su vida. Por cierto, me permito un pequeño inciso personal, para agradecer a mis padres (quienes no tienen nada de chino) que me programasen para un año de esos, pues el dragón es mi signo zodiacal chino...
Etimológicamente la palabra dragón deriva del latín dracon (serpiente), que a su vez tenía como origen el término griego que significa “aguda visión de futuro”. Identificado con la buena suerte y la sabiduría milenaria, este animal mitológico se asocia con la energía devastadora de la Tierra, y al ser en esta ocasión emparejado con el agua, a las fuertes corrientes, mareas, tempestades o tsunamis.
Y aquí es donde quiero llegar.
En moda, China se está convirtiendo en un tsunami.
Una ola gigantesca que se lo está bebiendo todo a su paso. No voy a mencionar las tiendas multiprecio que encuentras casi en cada esquina y en las que descubres cosas al más puro estilo Ali-Baba sin los cuarenta que siguen.
Me refiero a la muy potente mano de obra ínfimamente remunerada que hace que muchas de las grandes marcas produzcan sus creaciones en China.
Quiero recordarte la invasión de estas mismas marcas en territorio chino (soy testigo de inauguraciones de tiendas en Shanghai y he visto una cantidad enorme de otras por doquier en Beijing).
Y quiero hacer alusión también a la tremenda cantidad de nuevos ricos chinos que se están convirtiendo en los clientes número uno del lujo (por encima de americanos, japoneses y árabes), y que están arrasando allí donde van. En París, las dependientas de tiendas de lujo aprenden chino a marchas forzadas o se contratan intérpretes en temporada de rebajas.
Y por descontado, voy a mencionar la deliciosa proliferación de belleza china en las pasarelas internacionales. Al tirón del mercado asiático se han añadido modelos japonesas, coreanas o vietnamitas, pero lo más alto del podium lo ocupan las modelos chinas.
La tendencia en modelling siempre es pasajera, como bien lo demuestran las idas y venidas de rostros que marcan una temporada para desaparecer más tarde, pero la multiculturalidad y diversidad racial, y sobretodo el hecho de necesitar vender al importante mercado del dragón han ocasionado el querer buscar ese lado exótico y diferentemente fascinante de la belleza asiática. Campañas multinacionales de cosmética (Estée Lauder), revistas trendy que dedican doce portadas diferentes a la mujer china (i-D) y desfiles de Alta Costura (Givenchy) dedicados en exclusiva a modelos orientales lo demuestran.
Mujeres como Du Juan, Mo Wandan o Xin Li empezaron a darse a conocer en la profesión durante la pasada década, abriendo camino para las que han llegado después.
No puedes no haber visto los rostros de Liu Wen, Fei Fei Sun, Sui He, Ming Xi o Shu Pei.
Y no vas a poder dejar de ver los rostros de todas las demás, esas “new faces” que ya empiezan a invadir la prensa especializada.
Por cierto, otra de las interesantes y más que apropiadas actualmente simbologías del dragón en la cultura china es el hecho de ser un buen augurio de alteraciones del orden, un volver a empezar que anuncia cambios pero que muy positivos. Seamos positivos y hagámosles caso.
4 comentarios:
el otro dia en la tele vi la noticia de que cada vez mas orientales empezaban en el mundo de la pasarela,en concreto en madrid fashion week!
http://alazne-apieceofme.blogspot.com/
A mi me dijeron una vez a cual signo pertenecía y me pareció un animal tan feo que me obligué a olvidarlo!!
Desde luego todo apunta a que los tiempos que corren debemos obligarnos a cambiarlos ya sea esta teoría del año Dragón como las más catastrofistas nos hagan Reinventar el mundo, sería un mérito!
Desde luego la parte correspondiente a la belleza China - oriental en general - es ineludible!
Gracias por compartir!
Un abrazo
me encanta esta belleza oriental
saludos
http://karmucaycuquino.blogspot.com/
Yo también soy dragón! jeje Cada vez se ven más modelos chinas, en cibeles hubo dos desfilando.
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