Los tiempos y las modas cambian.
Actualmente las cosas no perduran ni los seis meses de rigor asignados a cada temporada, pero hubo un tiempo en el que las tendencias se prolongaban, solo interrumpidas por las propuestas de los diseñadores más arriesgados, donde las damas hacían acopio de exquisiteces hechas a medida y bajo pedido.
Este es un paseo por los estilos que las parisinas (con posibilidades, muchas posibilidades) disfrutaron desde la Belle Epoque hasta los años 30 escarbando en el excepcional armario de Alice Alleaume.
¿Quieres conocerlo?
Alice Alleaume fue un personaje relevante en la sociedad parisina de principios del S.XX. Por un lado era la primera vendedora, o lo que ahora se llamaría encargada, de la tienda más sofisticada que por entonces reinaba en el triángulo de la costura entre la rue de la Paix y place Vendôme, la boutique Chéruit, puesto que estuvo regentando entre 1912 y 1934, lo cual le permitió ser la mejor conocedora de las clientas de la élite mundial e incluso ser entrevistada para dar sus opiniones sobre estilo en la revista Madame Figaro, y por otro lado ser parte fundamental de ese exclusivo grupo y de esa sociedad adinerada al ser esposa de un banquero, además de poseer un exquisito y un tanto particular gusto en moda.
Gracias a todos estos factores hoy podemos deleitarnos con tan suculenta colección en moda.
¡¡Comencemos!!
Chéruit y Worth son las firmas que predominan en esta primera parte pero también se encuentran piezas de Madeleine Panizon, modista titula por Paul Poiret, por ejemplo.
Atención a las piezas bordadas como las que lleva más de 100 años realizando la casa especializada en este materia Ligne au Coeur.
¡Qué exquisitez!
Madame Alphosine o Marcelle Demay fueron algunas de las sombrereras que tocaron con flores, plumas y fieltros la cabeza de nuestra protagonista.
EL ORIENTALISMO EN LA MODA ENTRE 1910-20.
Mangas kimono, sedas estampadas con típicas estampas orientales, guateados con bordados, abrigos cocoon, aberturas en la espalda... Oriente se apodera del estilo al vestir en las clases más altas.
LLEGAN LOS AÑOS 20
El jazz, las denominadas flappers, mostrar las piernas hasta la rodilla y los brazos sin mangas, las melenas cortadas a los garçonne y una silueta tubular.
Detalles de bordados de algunas prendas a la venta en Chéruit, quien no cerró el negocio
ni durante la Primera Guerra Mundial.
Los sombreros, durante los años 20 sufrieron una gran modificación con respecto a los utilizados en otros períodos. Más pequeños, sin plato, encajados a modo de casquete o turbante, esta parisina de estilo único nunca dejo de utilizar este tipo de complementos como los fabricados por Le Monnier.
Cartier, también situada en la Rue de la Paix, fue un referente en la joyería de la época. Bueno, lo cierto es que desde su fundación en 1847 nunca dejó de serlo y para muestra, un botón, o bueno, un post que recoge gran parte de su historia.
¿Por cierto, no os parece de lo más encantadora esta cajita de la época?
Auténtica seguidora de Jeanne Lanvin, la parte final del recorrido por este armario de ensueño, está casi dedicado íntegramente a la maison que fue la predilecta de las damas que buscaban el nuevo chic parisino entre los años 20 y 30.
Aquí, una carta invitando a la protagonista del post a unas ventas especiales.
Y por último, un vestido en el que podemos apreciar su boceto, la pieza in situ y una imagen de su propietaria luciéndolo. Imposible imaginar un mejor modo de apreciar un vestido que es sus tres fases.
Por cierto, para las seguidoras de Lanvin y apasionadas de la historia de la moda, una gran noticia, para el 2015 el Musee Galliera de París nos propone un recorrido por la historia de la maison. Llegará con la vorágine semana de la moda y yo ya me he puesto en lista de espera para conseguir ticket.
¡¡No me la pierdo!!
Quiero seguir conociendo sobre los armarios de exquisitas mujeres.
3 comentarios:
Jo¡¡¡¡, que buenas ideas nos enseñais siempre, por eso me gusta venir por aqui ya que me ayudais con mis compromisos.
Qué maravillas!!!
Que pena que ya todo ese buen glamour ya no existe, lo bueno es que aun se recuerda.
Besos
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