Chanel, petite veste noire

Por Jose Luis Maseda

Si nombramos Chanel, nos vienen irremediablemente a la cabeza muchas y diferentes imágenes, pero estoy seguro de que una de las más recurrentes es la de la chaqueta de tweed.

Y es que esta prenda creada por Gabrielle «Coco» Chanel inspirándose en una típica chaqueta del vestuario masculino tradicional austríaco se ha convertido en una de las prendas más icónicas de la firma francesa. 

A pesar del material escogido, el tweed típicamente masculino, y el corte con los bolsillos de plastrón, Chanel quería que la prenda fuese funcional y cómoda pero que mantuviese el estilo y elegancia de la feminidad que ella buscaba para su ideal de mujer, con lo que a su siempre color favorito negro añadió los botones con la doble C de su logo, y el ribete grueso en todo el perfil, acertando con la propuesta y convirtiendo a este diseño en una de sus todavía hoy más vendidas creaciones.

Según Karl “nosemeacabalapila” Lagerfeld, actual director creativo de la maison Chanel, la chaqueta negra se ha convertido como unos pantalones vaqueros o una camiseta blanca, en un objeto identificable y básico en cualquier armario que se precie, teniendo prácticamente personalidad propia y adaptándose como los otros dos a las personalidades de quien los viste.

 

 

Así, aprovechando el mes de la fotografía en París con el internacionalmente conocido certamen “Paris Photo”, el incombustible Karl junto a la estilista, exdirectora de Vogue París y actual directora de moda mundial de la revista Harpers Bazaar, Carine Roitfeld, decidieron realizar un proyecto en el que rendir un pequeño homenaje (aunque a él no le guste este término) a la famosa prenda, englobando la idea de un golpe de efecto marketing a nivel mundial.

Después de haber pasado por New York, Tokyo, Londres o Tai Pei, y antes de dirigirse hace Berlín, Moscú o Seúl, llegó por fin a París “The Little Black Jacket” (Petite Veste Noire aquí), exposición itinerante en la que se presentan las fotografías que conjuntamente la pareja de creativos hicieron reinterpretando la chaqueta negra con unas cien personalidades, entre actores y actrices, cantantes, modelos e iconos sociales, de cualquier edad y de ambos sexos.

Proyecto convertido también en libro de mano de la editorial Steidl, en esta exposición inscrita en la sala sudeste del Grand Palais parisino (impresionante edificio en el que Chanel tiene costumbre de presentar sus colecciones de moda), podemos contemplar los retratos en blanco y negro y a tamaño gigante de todas aquellas celebrities y amistades que se prestaron al juego.

Sin otro añadido que unas grapas que las sujetan directamente a la pared, en las imágenes impresas se puede apreciar cómo una misma e idéntica prenda cambia según la persona que la lleva puesta, y prueba de ello son rostros como por ejemplo los de Anna Wintour (que ni siquiera muestra el suyo, pero ni falta le hace para que se reconozca quién es), Vanessa Paradis, Linda Evangelista, Charlotte Casiraghi, Lilly Allen, Sophie Coppola o Jane Birkin.

Curioso resulta ver también la versatilidad de la chaqueta cuando la llevan puesta niños, o lo tremendamente masculina que resulta llevada por hombres como Kanye West, Romain Duris, Mark Van Der Loo, Olivier Theyskens, Tahar Rahim o Gaspard Ulliel, entre otros.

Si le preguntas a Karl cuáles son sus retratos preferidos, te responderá que particularmente dos, el de Yoko Ono, que divertida como es su sesión se convirtió en una performance con baile incluído (una proyección de vídeo lo prueba) y el de Micheline Chaban-Delmas, viuda del expresidente francés Georges Pompidou, y cuyo carisma y elegancia natural le hicieron permitirse el lujo de ser la única en posar sin maquillaje.

Si me preguntas a mí, serían sin duda los de las actrices Uma Thurman y Zhou Xun, las modelos Joan Smalls y Amelyne Valade, y el del violinista Charlie Siem.

La entrada es gratuita, y además te regalan un póster XL con una de las fotografías de la exposición (tres a elegir), así que no lo dudes y corre a visitarla, porque termina mañana domingo 25 de noviembre… ¡Corre digo!