O #17VFW para los que a través de Twitter e Instagram siguieron todo lo que aconteció,
ya que en esta edición se cumplía su decimoséptima puesta en escena, precisamente en el mismo lugar donde dio comienzo, en el convento Centro del Carmen, hace 15 años, con un calendario de tres días en los que seguir las propuestas de 43 diseñadores integrados en diversas categorías: Desfile Proyecta, Zona D y consagrados, visitar exposiciones, acudir a charlas relacionadas con la moda o presentaciones de nuevas revistas.
El jueves 25 de septiembre daba comienzo la VFW, así que de Madrid nos trasladamos hacia Valencia (tras algunos percances: atascos, perdidas de tren..), donde nos recibían los chicos de Seat para llevarnos al hotel ABBA Acteón a mutar el look de viajeras por el de fashionistas y no perder detalle de la primera jornada.
Para los asistentes primerizos a la VFW, o los que lo hicieron en ediciones anteriores, el recinto de este año fue toda una sorpresa. Entorno a dos claustros porticados están distribuidas varias estancias; la más grande de ellas, utilizada generalmente como museo, fue la escogida para dar cabida a los desfiles, con una pasarela de más de 50 metros, así como el patio renacentista que veis en la imagen, lugar reservado para los desfiles de estudiantes de diversas escuelas nacionales de diseño.
Un entorno muy agradecido en el que quizá lo peor fueron las colecciones.
No exagero, y no es que me ponga crítica por el placer de hacerlo, pero del calendario que yo recordaba de mi estimada VFW (sí, ha llegado el momento de ponerme en modo yaya melancólica con el cualquier tiempo pasado fue mejor) ya no queda nadie. Ninguno de los "couturiers" valencianos, ninguna de las firmas que desfilan a nivel nacional e internacional, ninguna de las jóvenes promesas que vendían sus colecciones en showrooms de París.... ¿Entonces?
Entonces.....