Lo sofisticado no tiene por qué estar reñido con lo cómodo, llevadero y que siga respetando ese espíritu que tienen las prendas que elijo para integrar mi guardarropa. Un lema que es muy fácil de entender: piezas que enamoren por si mismas, pero que tengan la capacidad de ser un look de día o de noche. Que me las pueda poner de una manera informal o más sofisticada simplemente cambiando los complementos. Y que además tengan calidad y diseño como para que estén por encima de las temporadas. Así es como siempre presupuse lo bien que funcionaría este traje chaqueta inspirado en el armario masculino que suelo llevar más en el día a día pero que también me parece perfecto para un look de fin de año. Sobre todo este año, que me pilla en plena montaña.
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