PESTAÑAS

sábado, 24 de octubre de 2015

Escándalo YSL

Por José Luis Maseda




Recién inaugurada en Londres la exposición sobre uno de los más grandes iconos de la moda francesa, de la que sobra el apellido para que la reconozcas (Coco), y antes de que (espero) esa misma exposición llegue a París, quiero hablarte de un escándalo. El de Yves Saint Laurent.





Pues sí, porque recientemente en París se han dedicado dos estupendas exposiciones a otros dos grandes de su moda patria, como son Jean-Paul Gaultier (exposición de la que te contaremos pronto) y sobre todo, el mítico Yves.

En la propia sede de la Fundación de YSL, se podía descubrir casi con integridad la colección titulada “Cuarenta” (o también “Liberación”), y que el diseñador presentó el 29 de enero de 1971 en la rue Spontini, del ultrachic vecindario 16 parisino.

Los ochenta modelos presentados con dejadez por las seis modelos del casting (¡seis solamente!) revolucionan el local en el que Yves y Pierre Bergé tuvieron su primera casa de costura y que es donde realizan los desfiles y presentaciones para la prensa.

La colección estaba inspirada en la moda de los años posteriores a la II Guerra Mundial, un aire retro que triunfaría enseguida en la calle con vestidos cortos, zapatos con plataforma, hombros cuadrados y maquillaje cargado, referencias al París de la Ocupación nazi.



No hace falta nada más para que salten ampollas en las carnes de los periodistas y público presentes ese día, criticando muy duramente lo presenciado. Y el caso es que en esta exposición se pueden ver vídeos del día del desfile y es impresionante ver como la mayoría de los ciento ochenta periodistas, clientes y compradores no se cortan un pelo en poner caras de aburrimiento, de asco y aspavientos de odio. Pero nadie abandonó la sala.


La prensa lo destroza criticando a ese mismo al que consideraban como el gran heredero de la costura francesa por que se haya inspirado en los años de restricción que algunos de los presentes vivieron en realidad, y que encima se excuse diciendo que por su juventud él no lo vivió, pero que lo que desea es remover conciencias y chocar a la gente, para crear recuerdos que los jóvenes no tienen, tal como se hacía con el arte americano contemporáneo (claro referente a la nueva cultura del arte pop de entonces).



Al unísono los medios denuncian el que se tenga nostalgia de malos tiempos pasados, y las portadas de los periódicos y revistas son de todo menos tiernas con el creativo, que en lugar de molestarse piensa en otros escándalos históricos previos, como las pinturas de Manet, con su cuadro “Olympia”. Con un par.

Y el caso, es que el tiro le sale bien, porque esa colección que será conocida como la colección “Escándalo”, pasa directamente a la historia no solo por el escándalo mediático, sino por el romper barreras entre la alta costura y el prêt-à-porter y relanzar la carrera de un nuevo YSL, tal y como la hemos conocido después.



En la exposición, exquisitamente ambientada con los propios diseños del modista como fondo, se apreciaban documentos exclusivos con prensa original de la época, los propios diseños en papel, con las anotaciones y muestras de tejido, imágenes y fotografías del día del desfile e incluso recortes de editoriales en revistas que al final, convencidas, cedieron y publicaron algunas prendas (como le revista Vogue Italia y la entonces modelo, Angelica Houston).




Las propias prendas son una muestra del sexy descaro buscado y del chic tan parisino que imaginamos todos, con líneas muy precisas y una confección perfecta, que para algo tuvo la reputación que tuvo la firma.



Aparatosas pieles teñidas en colores vivos, prendas ceñidas marcando la silueta, bordados descarados (como los labios fumando) y estampados provocativos (atletas olímpicos con erecciones evidentes). Nada de lo que nos espantaríamos hoy, pero ya puedes imaginar las caras en aquel entonces. Una jugada arriesgada, pero ganadora. Y es que tal y como dijo Yves Saint Laurent en sus propias palabras declarando entonces ante la escandalizada prensa:

“No me importa que las señoras mayores se hayan sentido irritadas al recordarles la sufrida cultura moda ya pasada, lo que quiero es que las jóvenes, ellas, tengas ganas de ponérsela”.  
  


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