Recién inaugurada en
Londres la exposición sobre uno de los más grandes iconos de la moda francesa,
de la que sobra el apellido para que la reconozcas (Coco), y antes de que
(espero) esa misma exposición llegue a París, quiero hablarte de un escándalo.
El de Yves Saint Laurent.
No hace falta nada más para que salten ampollas en las carnes de los periodistas y público presentes ese día, criticando muy duramente lo presenciado. Y el caso es que en esta exposición se pueden ver vídeos del día del desfile y es impresionante ver como la mayoría de los ciento ochenta periodistas, clientes y compradores no se cortan un pelo en poner caras de aburrimiento, de asco y aspavientos de odio. Pero nadie abandonó la sala.
Pues sí, porque
recientemente en París se han dedicado dos estupendas exposiciones a otros dos
grandes de su moda patria, como son Jean-Paul Gaultier (exposición de la que te
contaremos pronto) y sobre todo, el mítico Yves.
En la propia sede de la Fundación
de YSL, se podía descubrir casi con integridad la colección titulada “Cuarenta”
(o también “Liberación”), y que el diseñador presentó el 29 de enero de 1971 en
la rue Spontini, del ultrachic vecindario 16 parisino.
Los ochenta modelos
presentados con dejadez por las seis modelos del casting (¡seis solamente!)
revolucionan el local en el que Yves y Pierre Bergé tuvieron su primera casa de
costura y que es donde realizan los desfiles y presentaciones para la prensa.
La colección estaba
inspirada en la moda de los años posteriores a la II Guerra Mundial, un aire
retro que triunfaría enseguida en la calle con vestidos cortos, zapatos con
plataforma, hombros cuadrados y maquillaje cargado, referencias al París de la
Ocupación nazi.
No hace falta nada más para que salten ampollas en las carnes de los periodistas y público presentes ese día, criticando muy duramente lo presenciado. Y el caso es que en esta exposición se pueden ver vídeos del día del desfile y es impresionante ver como la mayoría de los ciento ochenta periodistas, clientes y compradores no se cortan un pelo en poner caras de aburrimiento, de asco y aspavientos de odio. Pero nadie abandonó la sala.
La prensa lo destroza criticando
a ese mismo al que consideraban como el gran heredero de la costura francesa
por que se haya inspirado en los años de restricción que algunos de los
presentes vivieron en realidad, y que encima se excuse diciendo que por su
juventud él no lo vivió, pero que lo que desea es remover conciencias y chocar
a la gente, para crear recuerdos que los jóvenes no tienen, tal como se hacía
con el arte americano contemporáneo (claro referente a la nueva cultura del
arte pop de entonces).
Al unísono los medios denuncian
el que se tenga nostalgia de malos tiempos pasados, y las portadas de los
periódicos y revistas son de todo menos tiernas con el creativo, que en lugar
de molestarse piensa en otros escándalos históricos previos, como las pinturas
de Manet, con su cuadro “Olympia”. Con un par.
Y el caso, es que el tiro
le sale bien, porque esa colección que será conocida como la colección “Escándalo”,
pasa directamente a la historia no solo por el escándalo mediático, sino por el
romper barreras entre la alta costura y el prêt-à-porter y relanzar la carrera
de un nuevo YSL, tal y como la hemos conocido después.
En la exposición,
exquisitamente ambientada con los propios diseños del modista como fondo, se
apreciaban documentos exclusivos con prensa original de la época, los propios
diseños en papel, con las anotaciones y muestras de tejido, imágenes y
fotografías del día del desfile e incluso recortes de editoriales en revistas
que al final, convencidas, cedieron y publicaron algunas prendas (como le
revista Vogue Italia y la entonces modelo, Angelica Houston).
Las propias prendas son una
muestra del sexy descaro buscado y del chic tan parisino que imaginamos todos,
con líneas muy precisas y una confección perfecta, que para algo tuvo la
reputación que tuvo la firma.
Aparatosas pieles teñidas
en colores vivos, prendas ceñidas marcando la silueta, bordados descarados (como
los labios fumando) y estampados provocativos (atletas olímpicos con erecciones
evidentes). Nada de lo que nos espantaríamos hoy, pero ya puedes imaginar las
caras en aquel entonces. Una jugada arriesgada, pero ganadora. Y es que tal y
como dijo Yves Saint Laurent en sus propias palabras declarando entonces ante
la escandalizada prensa:
“No me importa que las señoras mayores se hayan sentido irritadas al
recordarles la sufrida cultura moda ya pasada, lo que quiero es que las
jóvenes, ellas, tengas ganas de ponérsela”.
Oh que xula!
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarDisculpa, eres Mayte la chica de Bilbao que participó en un reallity de cuatro?.
Muy muy buen post. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn besito guapa :)