No hay nada más
enriquecedor que una mezcla o intercambio… de sabores, de culturas o de
información; y la inmigración y movimiento de masas ha tenido mucho que ver siempre
en ello.
Por eso, hoy te llevo de
viaje y voy a hablarte un poco de este multicultural fashion mix. ¿Vienes?
Yo ya soy inmigrante y vivo
en París desde hace tiempo, pero esta vez quiero llevarte-traerte también a ti
a esta ciudad para que la descubras un poco más.
Rozando las puertas de la
misma, se encuentra el recién inaugurado Palacio de la Porte Dorée, que tras
tiempo en restauración se ha transformado en el Museo de la Immigración, puesto
que Francia ha sido desde hace generaciones tierra de acogida.
Y para marcar el hecho, los
dirigentes del famoso museo Galliera parisino (museo de la moda) decidieron
trasladar allí una exposición titulada “FashionMix, mode d’ici et d’ailleurs” (Fashion Mix, moda de aquí y de allá). Gran
iniciativa.
No solo el propio museo en
sí es un derroche de maravilla arquitectónica y decorativa con una mezcla de
estilos entre neoclásico y art déco, que te hacen morir de amor por cada detalle
(¡esos suelos!), sino que además de un acuario gigante para el disfrute de los
niños, podemos aprender la historia de la Inmigración en Francia desde sus
inicios con una exhaustiva exposición permanente.
Pero volvamos a la
exhibición que nos ocupa. No era posible hacer fotos, claro. Pero no era tampoco
posible no intentarlo para poder compartir contigo semejantes tesoros, así que
nos jugamos la vida y como si fuese una misión ninja, hemos intentado que las
imágenes fuesen de la mejor calidad posible, así que lo siento, si en algún
caso no te lo parecen.
Fashion Mix es una
lección de Historia de la Moda de esas que nadie debería perderse, por lo rica
e intensa, por lo que aprendes y por lo que seguramente no se olvida después de
verla. Han vuelto a prolongar las fechas de duración de la misma, así que no lo
dudes, y corre a verla.
Fashion Mix es un
homenaje a todos aquellos creadores de moda extranjeros que viniendo a la
indiscutible capital de la moda, han hecho que la industria francesa brille en
todos los rincones del mundo. Empujados por razones políticas o por afinidad
artística y atraídos por la capital elegante del país de la “Liberté”, estos
creadores contribuyen con su saber hacer en el prestigio y reconocimiento
internacional que tiene la moda francesa. Orígenes tan dispares como Armenia,
Rusia, Japón, Israel, Bélgica o España entre muchos otros, con nombres que no
necesitan presentación alguna… Schiaparelli, Balenciaga, Alaïa, McQueen, Miyake…
con eso te lo decimos todo, y nos quedamos cortos.
Expuesta en su integralidad
en una sola nave, el recorrido de la exposición empieza con el creador de la
Alta Costura (tal y como la conocemos hoy), que no fue otro que el inglés
Charles Frédérick Worth. Pionero en firmar las prendas con sus etiquetas, en
utilizar modelos y en realizar desfiles a mediados del 1800, poder tener piezas
originales suyas bajo los ojos es sencillamente una gran satisfacción.
Aprovechando la
nacionalidad de este diseñador, se puede apreciar a continuación el trabajo de
otros británicos que también ayudaron a recuperar el prestigio de grandes
firmas francesas como Dior, Givenchy, Céline o Chloé. Estos casos reflejados en
nombres como John Galliano, Alexander McQueen, Phoebe Philo o Stella McCartney,
que obviamente no tengo que presentarte. También vemos la extravagancia de
Vivienne Westwood o Gareth Pugh, quienes presentan sus colecciones en París. A
pesar de la perenne relación de amor/odio que tienen Francia y Reino Unido
desde siempre, en esta ocasión es el amor a las cosas bonitas el que gana la
partida.
También por proximidad, los
italianos vinieron en masa para proyectar su talento en esta ciudad.
Contemporáneos como Riccardo Tisci, Maria Grazia Chiuri & Pierpaolo
Piccioli (para Valentino), Giambattista Valli o Giorgio Armani. Algo menos recientes
como Gianfranco Ferré o Romeo Gigli, y clásicos como la grande Schiaparelli,
demuestran que la sofisticada diversión italiana siempre ha sido bien acogida
aquí.
En cuanto a creadores
españoles, y además de corroborar que Amaya Arzuaga viene a presentar su moda en
el calendario oficial de desfiles de París, nos recuerdan que la maison Lanvin
estuvo dirigida por creativos españoles en dos etapas muy dispares, en 1936 por Antonio Cánovas del Castillo del
Rey, y en 1980 por Cristina Ortiz. O por ejemplo la maison Paquin, cuyas
riendas creativas llevaron en 1928 Ana de Pombo y Julio Laffite. También se
hace referencia a diseñadores independientes como Rafael López Cebrián (1924) o
Fernando Sánchez (1951) y a las exquisiteces de la gran Sybilla (1980).
Pero sin duda, los tres
nombres que destacan por encima del resto son los de un excéntrico Francisco
Rabaneda Cuervo (Paco Rabanne), y dos indiscutibles maestros con manos mágicas:
Mariano Fortuny (1901) y Cristobal Balenciaga (1936).
He de confesar que el
privilegio de poder contemplar un auténtico Delfos de Fortuny ante mis propios
ojos hizo que mi emoción y fascinación se disparasen. Y más cuando junto a la
prenda perfectamente conservada se mostraba el descriptivo técnico del plisado
y el certificado de originalidad que el propio diseñador había registrado
oficialmente. Momentos, momentos de esos.
Siguiendo con el viaje, no
podemos dejar de lado los creadores holandeses como Charles Meuwese, Iris Van
Herpen o la pareja Viktor & Rolf, el suizo Robert Piguet, el griego Jean
Dessès o la rumana Ara Frenkian. De Europa y muy cerca llegaron también a
Francia un par de alemanes sobradamente conocidos como son Helmut Lang o un tal
Karl Lagerfeld (que además de Fendi y su propia marca, estuvo muchos años al
frente de Chloé y ahora Chanel), o la escuela belga, que es una cantera sin
fin. Lo de estos últimos es curioso, porque cuando el grupo principal se graduó
en la escuela de Amberes allá por los años 80, su relación de amistad era casi
fusional y de hecho siguen muy en contacto actualmente. Con ese aire
vanguardista sacudieron las bases de la moda francesa, y de hecho solo tengo
que recordarte que la más grande de las maisons francesas (Dior) tiene hoy en
día como creativo a otro belga, Raf Simons.
Cuando Ann Demeulemeester,
Walter Van Beirendonck, Dirk Van Saene, Birk Bikkember, Marina Yee, Dries Van
Noten y Martin Margiela desembarcan en París, las reacciones ante sus
propuestas son diversas, y las astucias que ellos desarrollan para poder seguir
aprendiendo más todavía… Margiela era el único que recibía invitaciones para
los desfiles de entonces (Gaultier, Mügler, Montana) y luego entre todos copiaban
las invitaciones para poder acceder cada uno con la suya. Te recuerdo que
entonces no había ni escáner, ni Photoshop. Artistas hasta para copiar en un
tiempo récord.
Los japoneses. Esto es un
mundo aparte. Como explica el propio Iseey Miyake en el vídeo que se puede
apreciar en la exposición, lo de París para los japoneses es una fascinación
que interpretan a su muy particular manera. Cuando el mismo Miyake, Yohji
Yamamoto, Junya Watanabe o Rei Kawakubo llegan a finales de los setenta a la
capital francesa, su forma de construir las prendas, desestructurando el todo,
da mucho que hablar y esa originalidad se convierte en su fuerza para quedarse.
La prensa los pone verdes a pesar de tanto color negro (“era post atómica, moda
miserable”), pero consiguen imponerse. Más sabiendo que una parisina que se
precie jurará hasta la muerte por el color negro, incluso hoy en día.
Pero por supuesto, además
de esas nacionalidades recurrentes, no podemos dejar de lado el resto, con
creativos viniendo de lugares tan dispares como la India (Manish Arora),
Estados Unidos (Rick Owens, Humberto Leon, Carol Lim o un tal Marc Jacobs,
venerado en París), Colombia (Aider Hackermann), Hungría (con Catherine de
Károlyi, creadora del logo “H” de la maison Hermès a finales de los sesenta), Rusia
(Irène Youssoupoff o Ulyana Sergeenko) o Israel (Alber Elbaz).
La exposición se ha
realizado con la ayuda de los documentos originales y actas de creación de casas
de costura, e incluso con solicitudes de nacionalización, pasaportes o visados
de los propios inmigrantes o refugiados, y por supuesto gracias también a las
piezas emblemáticas que conservan los archivos del Museo Galliera.
Prometo que si algún día
desaparezco, me podréis encontrar buceando en esos archivos llenos de tesoros,
pero por favor dejadme allí.
Es muy bonito todo. Un diseño encantador.
ResponderEliminarUn besito :)
Pretty Little Lawyer
Madre mía pirata que maravilla, me ha encantado, unos días fuera y me pierdo este tesoro tuyo. Descuida que yo tambien me perdería contigo entre esos tesoros , fascinante!
ResponderEliminarMadre mía pirata que maravilla, me ha encantado, unos días fuera y me pierdo este tesoro tuyo. Descuida que yo tambien me perdería contigo entre esos tesoros , fascinante!
ResponderEliminarMadre mía pirata que maravilla, me ha encantado, unos días fuera y me pierdo este tesoro tuyo. Descuida que yo tambien me perdería contigo entre esos tesoros , fascinante!
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