PESTAÑAS

sábado, 30 de mayo de 2015

Fashion Mix, la riqueza está en la mezcla.

Por José Luis Maseda



No hay nada más enriquecedor que una mezcla o intercambio… de sabores, de culturas o de información; y la inmigración y movimiento de masas ha tenido mucho que ver siempre en ello.

Por eso, hoy te llevo de viaje y voy a hablarte un poco de este multicultural fashion mix. ¿Vienes?

 

 
Yo ya soy inmigrante y vivo en París desde hace tiempo, pero esta vez quiero llevarte-traerte también a ti a esta ciudad para que la descubras un poco más.

Rozando las puertas de la misma, se encuentra el recién inaugurado Palacio de la Porte Dorée, que tras tiempo en restauración se ha transformado en el Museo de la Immigración, puesto que Francia ha sido desde hace generaciones tierra de acogida.

Y para marcar el hecho, los dirigentes del famoso museo Galliera parisino (museo de la moda) decidieron trasladar allí una exposición titulada FashionMix, mode d’ici et d’ailleurs (Fashion Mix, moda de aquí y de allá). Gran iniciativa.
 
 
No solo el propio museo en sí es un derroche de maravilla arquitectónica y decorativa con una mezcla de estilos entre neoclásico y art déco, que te hacen morir de amor por cada detalle (¡esos suelos!), sino que además de un acuario gigante para el disfrute de los niños, podemos aprender la historia de la Inmigración en Francia desde sus inicios con una exhaustiva exposición permanente.



Pero volvamos a la exhibición que nos ocupa. No era posible hacer fotos, claro. Pero no era tampoco posible no intentarlo para poder compartir contigo semejantes tesoros, así que nos jugamos la vida y como si fuese una misión ninja, hemos intentado que las imágenes fuesen de la mejor calidad posible, así que lo siento, si en algún caso no te lo parecen.

Fashion Mix es una lección de Historia de la Moda de esas que nadie debería perderse, por lo rica e intensa, por lo que aprendes y por lo que seguramente no se olvida después de verla. Han vuelto a prolongar las fechas de duración de la misma, así que no lo dudes, y corre a verla.

 
Fashion Mix es un homenaje a todos aquellos creadores de moda extranjeros que viniendo a la indiscutible capital de la moda, han hecho que la industria francesa brille en todos los rincones del mundo. Empujados por razones políticas o por afinidad artística y atraídos por la capital elegante del país de la “Liberté”, estos creadores contribuyen con su saber hacer en el prestigio y reconocimiento internacional que tiene la moda francesa. Orígenes tan dispares como Armenia, Rusia, Japón, Israel, Bélgica o España entre muchos otros, con nombres que no necesitan presentación alguna… Schiaparelli, Balenciaga, Alaïa, McQueen, Miyake… con eso te lo decimos todo, y nos quedamos cortos.


Expuesta en su integralidad en una sola nave, el recorrido de la exposición empieza con el creador de la Alta Costura (tal y como la conocemos hoy), que no fue otro que el inglés Charles Frédérick Worth. Pionero en firmar las prendas con sus etiquetas, en utilizar modelos y en realizar desfiles a mediados del 1800, poder tener piezas originales suyas bajo los ojos es sencillamente una gran satisfacción.

 
Aprovechando la nacionalidad de este diseñador, se puede apreciar a continuación el trabajo de otros británicos que también ayudaron a recuperar el prestigio de grandes firmas francesas como Dior, Givenchy, Céline o Chloé. Estos casos reflejados en nombres como John Galliano, Alexander McQueen, Phoebe Philo o Stella McCartney, que obviamente no tengo que presentarte. También vemos la extravagancia de Vivienne Westwood o Gareth Pugh, quienes presentan sus colecciones en París. A pesar de la perenne relación de amor/odio que tienen Francia y Reino Unido desde siempre, en esta ocasión es el amor a las cosas bonitas el que gana la partida.

 
También por proximidad, los italianos vinieron en masa para proyectar su talento en esta ciudad. Contemporáneos como Riccardo Tisci, Maria Grazia Chiuri & Pierpaolo Piccioli (para Valentino), Giambattista Valli o Giorgio Armani. Algo menos recientes como Gianfranco Ferré o Romeo Gigli, y clásicos como la grande Schiaparelli, demuestran que la sofisticada diversión italiana siempre ha sido bien acogida aquí.

 
En cuanto a creadores españoles, y además de corroborar que Amaya Arzuaga viene a presentar su moda en el calendario oficial de desfiles de París, nos recuerdan que la maison Lanvin estuvo dirigida por creativos españoles en dos etapas muy dispares, en  1936 por Antonio Cánovas del Castillo del Rey, y en 1980 por Cristina Ortiz. O por ejemplo la maison Paquin, cuyas riendas creativas llevaron en 1928 Ana de Pombo y Julio Laffite. También se hace referencia a diseñadores independientes como Rafael López Cebrián (1924) o Fernando Sánchez (1951) y a las exquisiteces de la gran Sybilla (1980).

Pero sin duda, los tres nombres que destacan por encima del resto son los de un excéntrico Francisco Rabaneda Cuervo (Paco Rabanne), y dos indiscutibles maestros con manos mágicas: Mariano Fortuny (1901) y Cristobal Balenciaga (1936).

 
He de confesar que el privilegio de poder contemplar un auténtico Delfos de Fortuny ante mis propios ojos hizo que mi emoción y fascinación se disparasen. Y más cuando junto a la prenda perfectamente conservada se mostraba el descriptivo técnico del plisado y el certificado de originalidad que el propio diseñador había registrado oficialmente. Momentos, momentos de esos.

 
Siguiendo con el viaje, no podemos dejar de lado los creadores holandeses como Charles Meuwese, Iris Van Herpen o la pareja Viktor & Rolf, el suizo Robert Piguet, el griego Jean Dessès o la rumana Ara Frenkian. De Europa y muy cerca llegaron también a Francia un par de alemanes sobradamente conocidos como son Helmut Lang o un tal Karl Lagerfeld (que además de Fendi y su propia marca, estuvo muchos años al frente de Chloé y ahora Chanel), o la escuela belga, que es una cantera sin fin. Lo de estos últimos es curioso, porque cuando el grupo principal se graduó en la escuela de Amberes allá por los años 80, su relación de amistad era casi fusional y de hecho siguen muy en contacto actualmente. Con ese aire vanguardista sacudieron las bases de la moda francesa, y de hecho solo tengo que recordarte que la más grande de las maisons francesas (Dior) tiene hoy en día como creativo a otro belga, Raf Simons.



Cuando Ann Demeulemeester, Walter Van Beirendonck, Dirk Van Saene, Birk Bikkember, Marina Yee, Dries Van Noten y Martin Margiela desembarcan en París, las reacciones ante sus propuestas son diversas, y las astucias que ellos desarrollan para poder seguir aprendiendo más todavía… Margiela era el único que recibía invitaciones para los desfiles de entonces (Gaultier, Mügler, Montana) y luego entre todos copiaban las invitaciones para poder acceder cada uno con la suya. Te recuerdo que entonces no había ni escáner, ni Photoshop. Artistas hasta para copiar en un tiempo récord.



Los japoneses. Esto es un mundo aparte. Como explica el propio Iseey Miyake en el vídeo que se puede apreciar en la exposición, lo de París para los japoneses es una fascinación que interpretan a su muy particular manera. Cuando el mismo Miyake, Yohji Yamamoto, Junya Watanabe o Rei Kawakubo llegan a finales de los setenta a la capital francesa, su forma de construir las prendas, desestructurando el todo, da mucho que hablar y esa originalidad se convierte en su fuerza para quedarse. La prensa los pone verdes a pesar de tanto color negro (“era post atómica, moda miserable”), pero consiguen imponerse. Más sabiendo que una parisina que se precie jurará hasta la muerte por el color negro, incluso hoy en día.

 
Pero por supuesto, además de esas nacionalidades recurrentes, no podemos dejar de lado el resto, con creativos viniendo de lugares tan dispares como la India (Manish Arora), Estados Unidos (Rick Owens, Humberto Leon, Carol Lim o un tal Marc Jacobs, venerado en París), Colombia (Aider Hackermann), Hungría (con Catherine de Károlyi, creadora del logo “H” de la maison Hermès a finales de los sesenta), Rusia (Irène Youssoupoff o Ulyana Sergeenko) o Israel (Alber Elbaz).



La exposición se ha realizado con la ayuda de los documentos originales y actas de creación de casas de costura, e incluso con solicitudes de nacionalización, pasaportes o visados de los propios inmigrantes o refugiados, y por supuesto gracias también a las piezas emblemáticas que conservan los archivos del Museo Galliera.

Prometo que si algún día desaparezco, me podréis encontrar buceando en esos archivos llenos de tesoros, pero por favor dejadme allí.
 
 

4 comentarios:

  1. Madre mía pirata que maravilla, me ha encantado, unos días fuera y me pierdo este tesoro tuyo. Descuida que yo tambien me perdería contigo entre esos tesoros , fascinante!

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  2. Madre mía pirata que maravilla, me ha encantado, unos días fuera y me pierdo este tesoro tuyo. Descuida que yo tambien me perdería contigo entre esos tesoros , fascinante!

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  3. Madre mía pirata que maravilla, me ha encantado, unos días fuera y me pierdo este tesoro tuyo. Descuida que yo tambien me perdería contigo entre esos tesoros , fascinante!

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