Si estás en París, y no puedes dormir tienes dos opciones: llamar al room service para que te traigan una botella de champagne francés bien frío. Dicen que el champagne sabe (cantar) a la mejor de las nanas.
O echarte a las calles a disfrutar de una ciudad que es mágica durante la noche y aprovechar para disfrutar de los escaparates de la primavera en exclusiva para ti.
Tras el primer (y gélido) paseo de hace unas semanas, llega la segunda visita en
una noche un tanto más agradecida para callejear y fotografiar.
París y sus escaparates de moda, te esperan.
Mi punto de partida en esta ocasión es el Rond-Point des Champs Elysées-Marcel Dassault.
Esa plaza rotonda/plazuela que tras ir subiendo la gran avenida de camino al Arco del Triunfo, parece dar comienzo a la zona comercial de los Campos Elíseos.
Una vez allí, me desvío y decido bajar Avenue Montaigne.
Y al primer escaparate al que me acerco es el de Gucci. Quiero comprobar que tal va la nueva era.
Compruebo que optan por unos looks sencillos de vestidos vaqueros, que por un lado se van a jartar a vender, ya que son una de las grandes apuestas en cuanto a tendencias para esta primavera/verano tanto por el material denim (del que en breve os contaré su origen), como por la línea de estética retro, años 70, eso sí, ambos sin planchar en la zona de la falda. O ¿es que son así? Me asalta la duda.
De Gucci a Elie Saab, de quien en el blog somos súper fans. Clicas la etiqueta con su nombre y te aparecen todos estos posts. Claro, que es fácil ser fiel seguidor a un diseñador tan exquisito. Si su escaparate con prendas de prêt-a-porter nos transmite tanta magia y delicadeza de elaboración y materiales, ¿cómo deben ser sus piezas de alta costura? Queremos saber, queremos vivirlo.
Y yo ese noche tuve un sueño rarísimo con la firma.
Va a ser cierto eso que cuentan de que inducimos lo que queremos soñar.
En frente, Blumarine, la tienda para la perfecta invitada a bodas, bautizos y comuniones.
No sorprende, pero tampoco defrauda. Prosigamos con la "balade".
Llego hasta Jil Sander, firma de la que cuando me he comprado algo, luego me lo he puesto poquísimo. Me gustan sus prendas, materiales tecnológicos, pero adaptarlo a la vida real, como que puede ser costoso, esta falda plata me la pondría mil veces pero dudo con qué, y lo mismo opino al comprobar que los calcetines en piel para llevar con sandalias están a la venta.
Siguiente parada, Dolce & Gabbana, con una colección más española que nunca cruzada con su ya típica reminiscencia ítalo-sureña. Rojos, bordados que recuerdan a motivos religiosos, lunares y mucho dorado. Un escaparate de fachada que cuando lo aprecias de cerca, gusta por la riqueza de las prendas, pero cómo impacta es cuando das unos pasos atrás para comprobar que es una proyección de suelo a la planta de arriba como escenario de presentación.
Emilio Pucci y Natasha Poly traen un poco de psicodelia setentera para presentar campaña
y prendas al mismo tiempo en sus escaparates.
Nos acercamos a Chanel, que aunque el decorado de la verja al estilo Versailles no nos convence, sabemos, y de manera unánime, que si hubiese que acometer un alunizaje de escaparate para llevarnos hasta nuestro armario todo lo expuesto, sin duda sería este. Lo maravilloso de Chanel como firma, más allá de su poder de embelesamiento de la masas a través de sus bolsos, es que todo lo que diseñan y producen está lleno de simbolismo y detalles no visibles a primera ojeada, así que nos dedicamos a pasearlo arriba y abajo buscando rasgos que se nos habían pasado por alto como si fuésemos los serenos de la esquina. Muchas ganas de la apertura de la tienda de Madrid que se postula para el mes de junio... Me froto ya las manos...
En Saint Laurent una cosa nos queda clara, y es que tienen un modelo de bolso que está por encima de lo que denominaríamos it bag. Simplemente es el bolso que todo el mundo quiere y encima está disponible en todos los colores imaginados. Y claro, a él dedican su mayor espacio de exposición y visibilidad desde la calle, a los que como nosotros husmeamos entre las rejas.
Lo malo de pasarte a estas horas es que está cerrada la tienda.
Marni, me dejas loca con tu tienda/escaparate y el juego de reflejos.
¡Qué maravilla! Tienes permiso para colgar lo que quieras.
Givenchy, también tiene sus bolsos icónicos, y así los muestra (y lo demuestra).
Ponemos el turbo que todavía no hemos cumplido ni la mitad del recorrido que nos hemos propuesto.
Chez Dior, Christian Dior, tonos pastel de base, escaparates enmarcados y neones, una combinación que resalta en la noche y potencia la colección. Claro, que como aquel escaparate vegetativo que tuvieron... ninguno. Aún así, es el que se llevaría mis "12 points" en caso de votaciones eurovisivas.
Junto a la tienda femenina de Dior, su versión masculina. Con un escaparate poético y maduro, afín a su dirección artística donde se une la carta escrita de puño y letra por Monsiuer Dior, y que es uno de los estampados reflejados en la colección, y por otro lado el fashion film que recoge la colaboración entre Dazed y la firma. Bonito, bonito.
El siguiente punto que nos atrae es Nina Ricci donde sencillos maniquies muestran las exquisitas piezas de la firma. Donde es el menos es más.
Aunque la gran mayoría de ocasiones lo que nos guste es el más es más. Como ocurre con el fantástico escaparate de Courrêges, en el que las piezas quedan suspendidas en el aire tras una lluvia de color de la que solo te puedes refugiar si es con sus impermeables, gabardinas
o paraguas de estilo tan sesentas como siempre.
Pero qué serenidad y paz da esta tienda de Balmain. La estética clásica hace que las prendas todavía se vean más potenciadas, piezas que ya de por si, son pequeñas obras maestras.
Si hubiese estado abierta la tienda, hubiese subido y bajado por esas escaleras un millón de veces, revolcado por el suelo (que parece original del lugar) y toqueteado cada moldura.
Y es que a mi, el clásico haussmaniano, me requetechifla.
Llega el turno de Hermès, cuyos escaparates nada tienen que ver a los vistos en Rue Faubourg Saint Honoré. Aquí todo flota, parece que un fuerte vendaval se va a llevar los elementos hípicos, las vajillas o los pañuelos de seda, creando un efecto de movimiento increíble en el
que quedan en suspensión gran parte de las piezas de la firma.
Nuestro recorrido nos lleva hasta Jean Paul Gaultier, quien le dedica las vitrinas a sus perfumes y las siluetas que inspiraron los frascos que tan en mente tenemos y tan rápidamente vinculamos con la firma.
Por cierto, si esta temporada vas a París y no pudiste ver la exposición del diseñador que tuvimos hace unos años en la Fundación Mapfre, esta es tu oportunidad.
Y el final del paseo, nos lleva de nuevo de regreso hasta Champs-Elysées, a donde se encuentra la flagship store de Louis Vuitton con sus escenas artísticas hiperrealistas que son parte de los estampados de la colección SS15.
Sí, estamos agotados tras el paseo, pero en vez de irnos al hotel ¿Qué tal si nos vamos a tomar una copa? París, de día o de noche, siempre está bien.
Y yo ahora, estoy más despejada que nunca.
Como remedio al insomnio, salir a pasear no fue buena idea.
Qué gusto da pasearse por las calles y ver todas esas preciosidades.
ResponderEliminarUn besito :)
Oh yo me apunto al próximo paseo nocturno! 😉
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