Por José Luis Maseda.
Con esto del tan exclusivo universo de la moda, creemos que ésta se limita a las tres o cuatro ciudades que resuenan en nuestra fashion cabecita, es decir París, Milán, Nueva York o Londres. Pero resulta que la globalización, aunque es evidente que todo el mundo se viste de alguna manera, nos ha descubierto talentos creativos que exportan moda poco importa el país de origen.
Y en esta ocasión, la moda nos llegó del frío, de un país escandinavo al que le tengo mucho cariño, Dinamarca.
Salida de la Royal Danish Academy of Fine Arts, la diseñadora danesa Anne Sofie Madsen pasa primero por París donde aprende de la mano del polémico John Galliano antes de irse a Londres, ciudad en la que trabaja como diseñador junior en el equipo de Alexander McQueen. Casi nada.
En el año 2011 decide crear su propia marca y presenta la primera colección en la London Fashion Week de febrero. Durante y desde la temporada siguiente, presenta sus colecciones en la semana de la moda de Copenague, capital de su país de origen, en la que gana diversos premios como el prestigioso DANSK Design Talent Prize en 2013 consiguiendo también que Vogue Italia le haga ojitos.
Para este invierno que sigue en no querer irse, Anne Sofie nos lleva de paseo con su colección “Un viaje que no lo fue”. Inspirada en una obra del artista francés Pierry Huyghe, quien en una instalación video presentaba el traslado de un raro ejemplar de pingüino albino desde la Antártida hasta su destino final en el Central Park de Nueva York.
Partiendo del concepto en el que la moda remplaza al cuerpo con algo abstracto, su idea de prendas tanto para hombre como para mujer se convierten en algo paradójicamente orgánico y sus diseños se definen por un fuerte contraste y volúmenes.
El estilo que genera es una mezcla entre callejero y de señorita, masculino y femenino al mismo tiempo, y con un toque punk o manga japonés. Vamos, una coctelera explosiva que produce looks bastante originales, pero cuyas prendas curiosamente resultan ponibles.
Poniendo el énfasis en las formas y materiales tales como la seda, la microfibra, el algodón o el neopreno, el contraste lo consigue al mezclarlos con argollas metálicas, cadenas y cuero rígido que en algunas piezas ha trabajado dando forma a pequeños icebergs del tema de su inspiración. Al protagonista, el pingüino, lo vemos reflejado en los cascos (obra de la diseñadora Soren Bach), en la gama de color utilizada (grises, negros, blancos) o en las diversas pieles a las que recurre, como el zorro, el armiño o el mapache, tratadas de una manera que consigue un aspecto más deportivo y que mezcla con joyería creada por otro talento colaborador, Trine Tuxen.
Vamos, que aunque inspirada en el frío, el carácter rockero y noventero tan fuerte que presenta, hace entrar en calor. Habrá que seguirla de cerca.
Pues si no hay que perderla de vista, un estilo muy diferente.
ResponderEliminarBesos pirata