"Les Belles Filles" por José Luis Maseda

De sobra es conocido que no hay mujer menos guapa, solo mujeres que no saben sacarse buen partido. Y en eso, las mujeres francesas tienen la lección más que aprendida.

Cierto glamour independiente, bastante seguridad en sí mismas y un “savoir faire” en mezclar lo que sea haciendo que se convierta en chic. Y si su reputación internacional es ya reconocida, este hecho se refleja mucho más en el mundo de la moda, no ya por el ya dicho estilo particular en el vestir de la francesa (con la parisina en cabeza, bien sûr), sino por su representación en el mundo de las guapas, el de las modelos.

Y es que las modelos francesas siempre han sido menos intensas que las brasileñas y menos acaparadoras que las rusas, pero nunca han pasado desapercibidas.

Por una belleza especial, que no clásica, e incluso hasta en ocasiones raruna, pero sobretodo por una presencia radical. Carisma se llama.

Personalidades como la de la mítica Suzanne Von Aichinger tan amiga de Christian Lacroix, Inès de la Fressange alabada por Karl y todos los demás nombres y rostros que seguramente no has olvidado, como Estelle Lebefure, la Casta o más recientemente Constance.

Incluídas esas bellezas exóticas que bien supieron imponerse de mano de Monsieur Yves Saint Laurent, ferviente admirador de la belleza de la mujer negra y con la desaparecida Katoucha al frente.

Varias generaciones, diferentes tipos de belleza, pero siempre una personalidad fuerte, mezcla de esa rancia cultura europea, de lo variopinto de la propia cultura francesa y de la desidia tan moderna que las caracteriza.

¿Te acuerdas de ellas?... oh, la, là… les belles filles françaises.

Y para el futuro no tan lejano, no dejes de guardar en tu retina la imagen de esta niña, Thylane, varias veces portada de Vogue niños y que se ha convertido en la más firme promesa de top model made in France.