Si estás en París, hasta el próximo 18
de marzo puedes disfrutar de “Goudemalion”, la primera retrospectiva que dedica el Musée des Arts Décoratifs parisino al
gran fotógrafo y creativo francés Jean-Paul
Goude.
Este incansable imaginativo ha
demostrado su talento en todos los campos en los que se ha permitido
evolucionar, tales como la ilustración, la fotografía, la dirección artística o
la realización videográfica y ya sea en medios como la prensa, la música o la
publicidad.
Goude ha concebido esta invitación a su obra como una gran instalación
tocada por su peculiar sentido del humor y ambientada en el contexto de la
espectacular sala NEF del museo.
Recorriendo los más de cuarenta años
de trabajo que engloba la exposición, nada más empezar te sorprenden las
impresionantes y teatrales escenas que dan paso a la visita, como la locomotora
(a tamaño real) que ocupa todo el hall de la sala y que fue utilizada en el
desfile del Bicentenario de la Revolución Francesa en 1989 (del que fue director
artístico), enmarcada por retratos de los diferentes grupos étnicos que
formaban parte del mismo.
Inmediatamente después la inmersión en
las salas paralelas laterales, en las que puedes apreciar que toda su
cronología artística se ha basado en la mezcla de influencias multiculturales,
encuentros personales o recuerdos de su infancia, todo una vez más regado de su
peculiar e irónico sentido del humor, y sin preocuparse lo más mínimo por lo
“políticamente correcto”.
En ellas se muestran entre otras, seis
de las etapas más importantes de su obra, ya sean por la inspiración, los participantes
en ella o las firmas que lo contrataron: Toukie, Les Galeries Lafayette, Grace
Jones, las diapositivas recortadas, el mobiliario en neón y Chanel.
El universo de Goude radica en el
gusto por la elegancia que le inculcaría su padre y la volatilidad creativa
incentivada por su madre, una bailarina americana. De ahí, una pasión por los musicals americanos de los años cincuenta, la
fascinación por las diferencias étnicas y el gusto por la imagen le hacen
debutar una carrera como ilustrador para la revista Marie-Claire, como
publicista para la marca de lencería francesa Dim o como decorador para los
grandes almacenes Printemps. Su obra llega a manos de Harold Hayes, director de
la revista Esquire quien lo lleva a New York y lo convierte en 1969 en el nuevo
director artístico de la publicación, donde empieza a interesarse por la
fotografía.
Misma época en la que aplica el
principio de la “French Correction” a la imagen, mucho antes del photoshop,
como una manera de magnificar el cuerpo, redibujando, recortando o
transformando el de sus musas y redefiniendo así su belleza.
La exposición dedica una sala al
trabajo de transformación de una de sus esposas, Toukie, y también a la
modificación visual por collage con las imágenes de la exculturista Kellie Everts,
o las modelos Farida o Laetitia Casta. Llegando incluso a la cantante Björk o a
la bloggera adolescente Tavi Gevinson.
Aunque sin duda alguna, su musa y
objeto de todas las transformaciones posibles fue Grace Jones. A la que, una
vez de vuelta a Francia en la década de los 80 y durante su período más
productivo en cuanto a realización de anuncios en televisión (Dim, Kodak,
Perrier, Guerlain y el maravilloso Egoïste para Chanel, etc…), rindió homenaje
en uno de sus más conocidos spots publicitarios, para la marca de automóvil
Citroën, en el que Grace se tragaba el coche anunciado.
A pesar de estar en su mayor parte
implicado con su trabajo e identificado con la moda (espectaculares fotos de
creadores como Galliano, Valentino, Mügler, Lacroix, Gaultier, Alaïa o Marc
Jacobs, o la Alta Costura Olímpica), el punto culminante de su carrera fue la
concepción en 1989 del famoso desfile patriótico del 14 de julio, que celebraba
además el Bicentenario de la Revolución Francesa. El espectáculo, mezclando la austeridad
militar y la explosión creativa de Goude, rompió esquemas al utilizar como tema
central los Derechos Humanos, y la multiculturalidad de etnias, sublimando los
Campos Elíseos con la belleza idealista (y osada entonces) de hacer desfilar
grupos y artistas multirraciales ante los Jefes de Estado invitados. Triunfo
absoluto.
Desde entonces, y prácticamente en
exclusiva, Goude realiza las campañas publicitarias de las Galeries Lafayette,
que invaden agradable y cotidianamente París en cada una de sus estaciones de
metro.
El título dado a la exposición, “Goudemalion” es un juego de palabras obra del sociólogo Edgar Morin, que ha querido reinterpretar el mito de Pygmalion (rey chipriota que se casó con una escultura de mujer realizada por él mismo, a la que Afrodita dio vida). Así, cuenta que Jean-Paul Goude lo que hace es dar vida a sus obras, creando criaturas míticas y de leyenda que recrean sus fantasías de ingeniosa belleza.
Yo también quiero permitirme otro
aunque más fácil juego de palabras, para confirmarte que efectivamente, Goude is very, very good.
*Nota:
Si no queréis perderos como se vive en directo visitar la exposición, hoy en twitter (@maytedlaiglesia)todas las explicaciones de nuestro guía del museo desde París.
*Nota:
Si no queréis perderos como se vive en directo visitar la exposición, hoy en twitter (@maytedlaiglesia)todas las explicaciones de nuestro guía del museo desde París.
Me han gustado los collages que hace con las fotos.
ResponderEliminarTengo muchísimas ganas de ver esta exposición. Ahora todavía más
ResponderEliminarBesos,