CRISTOBAL BALENCIAGA La Forja del Maestro

Esta semana se ha presentado en público el último libro dedicado a la figura del gran maestro Cristobal Balenciaga.

Llevada a cabo en el Museo del Traje, la autora, Miren Arzalluz, acompañada por Marta Casares, directora de Editorial Nerea y Concha Herranz, conservadora de Indumentaria del Museo del Traje, desgranaban los entresijos de esta maravilla compuesta por documentos inéditos previos a la llegada del diseñador a París en el año 1936.

El libro recoge los orígenes familiares, su desarrollo profesional y trayectoria empresarial desde 1895 hasta 1936, momento en el que cesa temporalmente la actividad en los establecimientos de Madrid, Barcelona y San Sebastián debido al estallido de la guerra civil.

Algunos de los documentos más llamativos son recibos y facturas de la época que nos dan un amplio conocimiento sobre los hábitos y preferencias de las clientas. La alta sociedad de la época.

A la derecha, una factura de la Reina Maria Cristina de 1925:

Vestido negro en crepe nº57, traje sastre negro nº62, blusa y vestido nº 87 de S.A.R Infanta Isabel, nieta de la Reina.

La Infanta Isabel Alfonsa, nieta mayor de la Reina, quien acompañaba de manera habitual a su abuela en eventos sociales fue la primera en adquirir algunos modelos en el salón de Balenciaga, mostrados en un pase privado días previos a la presentación de la nueva colección.

Un mes más tarde la infanta regresaba acompañada de su abuela quién se convertiría, junto a la Reina Victoria Eugenia, en la más distinguida clienta del modisto.

Otro de los grandes tesoros que aguardan en el libro son los figurines acompañados de los tejidos escogidos para su confección en los que se señala el número de modelo o el nombre de las ilustres clientas así como todo tipo de imágenes provinentes de álbums privados y familiares.

A la derecha Carmen Alustiza quien acudió al taller EISA para encargar este vestido de novia tan particular ya que el novio decidió no vestir chaqué, optando ella por un elegante modelo de día.

Como estas, muchas otras imágenes de clientas habituales, costureras, fotos del taller, familiares.... todo un legado hasta ahora sin publicar que ha hecho que los amantes de la figura y diseños de Balenciaga se hallan hecho de inmediato con un ejemplar.

El libro finaliza con un amplio recorrido por las influencias creativas que van desde los elementos de la vestimenta histórica como son los volúmenes de la colección Infanta, el arte a través de las pinturas de Goya, la ornamentación utilizada en los vestidos de luces, los trajes regionales vascos, así como las prendas y sutilezas de la vestimenta oriental.

Un placer ver pero también escuchar de quien ha recabado toda esa información, aunque ¿no sería mayor éxtasis tener la oportunidad única de apreciar un Balenciaga original ante tus ojos?

Tras la presentación, mientras charlábamos sobre el creador y la polémica del Museo, una trama al estilo culebrón sureño, parece que en breve tras esclarecerse lo truculento del asunto (6 millones de euros y parte de la colección donada esfumados) podremos disfrutar de el en este año 2011 en el que está prevista su inauguración. Dándole al lío, diviso un bolso con unas iniciales a modo de cierre: JL

Santo y seña de (Jeanne) Lanvin.

Me acerco más. Me fijo, hago una foto de esas sin pedir permiso.

No me cabe la menor duda, es un Lanvin auténtico de los años 40.

Me quedo pegada, porque ahora me entusiasman las botas que lleva tan ilustre señora y que también decido fotografiar, mientras comenta con la autora del libro que para rendir homenaje ha decidido venir vestida por una creación del diseñador.

¡En ese instante siento se me para el corazón!

Una joya de los años 50.

No puedo dejar escapar a esta señora que tiene un discurso maravilloso sobre el modisto y sus colecciones las cuales ha tenido oportunidad de vestir.

Así que aguardo, la arrincono con conversación, consigo desprenderla del resto de interlocutoras y me la llevo para hacerle una foto de su maravilloso look. En el breve camino me cuenta secretillos sobre como ofreció un vestido que en la actualidad custodia el Museo del Traje, a la Sociedad inicial del Museo Balenciaga que tantas irregularidades cometió. Y a ambas se nos pone cara de espanto al pensar lo que le podría haber ocurrido a dicha pieza.

Habla de los materiales, de un vestido rojo muy popular, de las piezas que atesora....

Pero ante todo me avisa, no es un personaje público con lo cual no se desea que se le reconozca.

Yo le agradezco el placer de haberme dejado tocar, aunque la hubiese despojado al completo del traje chaqueta para ver esos interiores famosos de los que se habla tienen las prendas del creador y feliz con las fotos recurro a dos especialistas del diseñador que confirman.

No cabe duda, el bajo de la falda de 20cm es un símbolo inequívoco. Una técnica utilizada para dar mayor peso y caída a la prenda.

Aquella tarde me arrepentía al no haber tenido tiempo de adquirir el libro para que me lo firmase la autora, pero ahora me quedo encantada al poder disfrutar de este en una tranquila tarde de domingo rememorando la elegancia de un Balenciaga en una percha humana.