50 temporadas...no son nada.

Felicitaciones a la Pasarela Cibeles.

Cuando se trata de eventos institucionales 25 años parecen nada pero si nos lo planteamos, es un cuarto de siglo y eso da mucho de si. Si no que lo ratifique todo aquel que ya los ha cumplido en sus propias carnes.

Como modelo uno puedo haber participado en muchos desfiles, incluso haberse curtido una buena carrera a nivel internacional, que hasta que no se pisa Cibeles es como si no hubiese nacido en el campo laboral. Han habido casos de modelos que nunca aparecieron en el panorama nacional debido a una especie de veto, o simplemente no gustaban, pese a poseer un dilatado currículo y a la inversa.

La moda es una lotería constante.

Si no me equivoco han sido siete u ocho años de desfiles, fittings, esperas en la moqueta, muchísimas horas de maquillaje y peluquería, y por supuesto una gran recolección de momentos mejores o peores y dos toneladas de amigos que han sido parte de la misma historia.

La primera temporada tuve un estreno de lujo, 14 desfiles para una cara que no había visto casi nadie con anterioridad. Me gusta pensar que como en los comienzos se tiene una tarifa asequible se te promociona para dar cabida a otras chicas de tarifa más abultada por desfile, por aquello de compensar.

Estaba que no me lo creía. Recibí la confirmación durante la última semana de vacaciones pensando que no llegaría jamás el día de reclamo o que para entonces se les habría pasado el antojo de "new face".

En cambio cuando finalizó, me marchaba con mono de regresar la temporada siguiente y una más, y otras tantas que sumar, a ser posible.

Que días de estres y agotamiento, pero a la vez que divertido.

La vida no terminaba al abandonar el recinto ferial, sino que allí comenzaba.

Tener a la compañera de habitación compatible era, y sigue siendo, imprescindible para sobrevivir en el planeta Sofitel, en la actualidad Pullman (el hotel donde se alojan las modelos).

¡¡Cuanto se aprende de las veteranas!! Que te quieren llevar a un fiesta importante y tu te niegas en banda porque te mueres de la vergüenza y no tienes nada especial que ponerte. Ellas levantaban el teléfono para encontrarte vestido, chofer y lo que hiciese falta.

Nuestra teoría es: Las mayores fueron majas con nosotras, con lo cual, ahora que nosotras somos mayores somos majas con las peques y esperamos que en un futuro las próximas veteranas lo sean con las pequeñuelas.

Aquí haya paz y gloria.

Hubo días que hubieses cambiado tu alma por estar lejos de allí (cosas que pasan: cansancio, broncas, palabras fuera de lugar...) pero siempre había alguien con quien pasar un buen rato.

Le contaba a Sara de Glamour, como recuerdo puntual, un día en el que no tenía el cuerpo para tonterías y debía estar hasta el último desfile de la jornada, así que pese a estar vestida mientras retocan en el último instante aguardaba sentada en un silla un desfile tras otro...Hasta que llegó el "chou" de Francis Montesinos. De nuevo sentada aparece Jon K. vestido de marinerito con una guirnaldas de flores y un taparrabos como única prenda. La explosión de risas fue incontrolable.
Pero es que él al verme con un macetero en la cabeza tampoco pudo reprimirse, aquello se fue animando hasta el punto que nos tuvieron que dar un toque de atención a todos porque no había manera de mantener la fila con tanto pitorreo.

Y es que con "tito" Francis siempre ha sido con quien más hemos disfrutado en un backstage convirtiendo aquello en Valencia en fallas.
Pero si incluso un año desfilamos en bandadas de tres en tres componiendo filas al estilo moros y cristianos, fumándonos un buen puro.

Como todo, la cierta teoría de aquello que comienza tiene un fin, aquí se hace más palpable que en ningún otro oficio, llegando el momento en el que has de bajarte de los tacones para dejar lugar a las nuevas generaciones como en su momento hicieron muchas otras.

Por cierto, hablar de este tema lo hago sin melancolía ni chocheo de "que maravillosos aquellos años" porque los caminos de la moda son infinitos.

Se cierra una puerta pero se abren cientos.

Cuando llegué supe que había aterrizado donde quería estar pero lo mejor de todo es que lo había hecho para quedarme.

P.D: Por cierto, durante la temporada anterior gracias a una instalación de pantallas en los muros de la cafetería del backstage disfrutábamos de la emisión de vídeos de antaño, sobre todo de los ochenta y nos cuestionábamos si nosotras seremos vistas en el futuro del mismo modo que nosotras estábamos haciendo con esas imágenes. Que cuadros picasianos....jajaj