Pues muy fácil, rodando montaña abajo en muchas ocasiones.
Lo cierto es que cuando te adentras en el mundillo para desarrollar carrera como modelo, el tiempo y la experiencia calzada por todo tipo de andamios es lo que mayor seguridad te aporta.
No hay otra.
Cuando se entra por la puerta de una agencia a la que se acude con motivo de posible representación una de las cosas que os van a pedir, si os ven posibilidades, es que desfiléis para ver en que nivel de "patosismo" os encontráis.
Por suerte, sobre todo para los agentes, la era taconazo de vértigo como máxima en estas últimas tendencias, ha hecho que el público en general haya mejorado muchísimo.
Aun así no es lo mismo salir con temple junto a las amigas montada en unas clon de Balmain que llegar a un trabajo y descubrir que nueva proeza se les ha ocurrido crear a los diseñadores de calzado y sobre todo si será tu talla.
Desde las agencia se suelen impartir unos cursos para que las futuras modelos comiencen no solo a sentirse cómodas y resueltas sobre los tacones sino que aprendan el vocabulario que posteriormente utilizan los coreógrafos para designar cada movimiento y a su vez también conozcan pequeños trucos sobre como retirar una prenda mientras se desfila, dar la vuelta a un abrigo en caso de que sea reversible o contonearse con vestido de larga cola.
Parecen conceptos anticuados por lo que vemos hoy en día en las grandes pasarelas pero no solo de esos trabajos se nutre la agenda de una modelo, así que nunca sabes cuando te serán útiles.
En mis comienzos, por supuesto también asistí a este taller de aprendizaje: "Como subirse a unos tacones sin parecer pato Donald-Nivel 1". Posteriormente: "Subida en tacones me muevo armoniosamente sin parecer un poste de telefonía -Nivel Medio". Para rematar con un "Sueño con la Bundchen y me como los km de pasarela que me pongan por delante -Nivel Excelente"
Conmigo parecía complicado porque los únicos tacones que había visto en mi vida habían sido en el zapatero de mi madre y desde lejos, aun así lo consiguieron. Chicas, no os desaniméis y seguid intentándolo. Convertios en las Naomi Campbell del pasillo de vuestras casas.
Las que deseen hacerlo como auténticas profesionales de la moda también pueden acudir a estas agencias-escuela. Hay tal reclamo que se han preparado cursos impartidos por profesionales e integrados por las mismas materias que se dan a una futura modelo pero para chicas que solo desean hacerlo por mejorar su aspecto o autoestima.
Sin duda las complicaciones surgen en directo al llegar a un fitting y comprobar que tu pie es demasiado grande o demasido pequeño para las tallas disponibles. Suelen intentar solventarlo mediante plantillas o prestando en la medida de lo posible la horma del zapato.
De todos modos, los imprevistos, ese don que caracteriza nuestro mundo, pueden hacer acto de presencia bien porque los zapatos son prototipos y en medio del desfile se parte el tacón, se te sale el talón porque te vienen enormes o sale disparado un metro más allá, y lo único que puedes hacer es no poner ninguna cara y seguir adelante con la misma seguridad y firmeza que si no hubiese ocurrido nada.
Para evitar este tipo de situaciones nada agradables (ni para la modelo ni para el diseñador que quiere que salgo todo a la perfección) se realiza un ensayo previo con el calzado del desfile y así se aseguran que no resbalan o que todo el mundo esta capacitado. El día del fitting no se caminan demasiados metros y a veces no resulta tan fácil cuando te enfrentas a 20 o 30 metros de recorrido.
Si deslizan se aplica una especie de lija o bien se ralla la suela del zapato. Dependiendo del material con el que este cubierta la pasarela se utilizan diferentes soluciones. Por ejemplo en aquel desfile de Gucci con la pasarela tapizada en pelo, la suela de los zapatos se forró con velcro para tener mayor agarre.
Otras cosas, por desgracia, no tienen solución. Los miedos.
Siempre recordaré una presentación de Chanel que comenzaba bajando unas escalinatas. Una de las modelos, muy jovencita de origen portugués, que encima había acudido con su madre porque era una de las primeras veces que viajaba, estaba entre nerviosa y excitada (claro, ¿y quien no?) en los momentos previos. El caso es que hacen un primer ensayo cada una calzada con nuestros propios zapatos para memorizar la coreografía y todo estupendo. Pero cuando la repetimos con los zapatos del desfile le entró tal clase de pánico que al borde del primer escalón le empezaron a temblar las piernas y no pudo bajarlas. Con lo cual y tras varios intentos, ella sumida en unos llantos incontrolables, la cancelaron.
Al final todo este tipo de anécdotas ocurren en el ámbito laboral. ¿Pero y cuando hemos de salir a la calle con todas esas obras, adoquines y rejillas de ventilación haciéndonos la vida imposible? ¿Como salvar la situación?
Pues a mi no me miréis porque no tengo truco alguno.
Pero si que un día una de mis mejores amigas y yo creímos morir de un ataque de risa precisamente y gracias a unos zapatos. Plena temporada de desfiles en París y nosotras que salíamos de uno para otro nos cruzamos a un estilista super estilosa española que con dos castañuelas se había enfundado unos zapatos de....(pasando de decir la marca)... que ni para las modelos durante el desfile fue fácil mantenerse de pie. Pues bien, ella sorteando los adoquines, avanzaba, agarrada a la pared, recorriendo los pocos metros que le quedaban para alcanzar la carpa donde se celebraba el desfile mientras nosotras mirábamos aquel espectáculo sin dar crédito.
Sencillamente hay guerras que nunca se podrán ganar, así que evitando batallas. ¡Los zapatos planos al poder! (jejjejejejej, ya que estamos aprovecho y reivindico)
P.D: Por cierto, Celia, tus dudas sobre maquillaje aquí o aquí. La solución esta en posts anteriores.